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Lo que PISA no ve

¿Es la evaluación importante para el proceso de enseñanza y aprendizaje? Y si es así, ¿qué evaluación necesitamos y qué evaluación no queremos? ¿Es evaluar un proceso objetivo? o, por el contrario, ¿cada vez que evaluamos estamos asumiendo unos valores determinados? ¿Somos conscientes del poder de la evaluación? ¿Sabemos cuáles son las consecuencias pretendidas de la evaluación? ¿Somos conscientes de sus consecuencias no pretendidas? ¿Somos conscientes de cómo condiciona cualquier evaluación al proceso enseñanza y aprendizaje?

The exam. Ruth Mathisen. cc 2.0 by-sa https://flic.kr/p/85AnZF

¿Hemos pensado cómo influyen las evaluaciones de todo el sistema educativo sobre los aprendizajes particulares de cada alumno? Cuando evaluamos, ¿tenemos claro su finalidad principal? ¿Establecemos estos objetivos y fines de manera compartida? ¿Se ajusta nuestra forma de evaluar a esa finalidad? ¿Quién debe participar en el diseño de la evaluación? y ¿quién debe evaluar?.

¿Qué ocurriría si en lugar de medir la adquisición de  conocimientos que quedarán obsoletos rápidamente les evaluásemos por su capacidad de aprender a aprender y de aprender a ser? ¿Qué ocurriría si les permitiésemos poner en práctica estrategias de autoevaluación y coevaluación? ¿Qué ocurriría si les evaluásemos por su capacidad para evaluar y evaluarse? ¿Qué ocurriría si les evaluásemos por su capacidad para transformar sus entornos?; ¿por su capacidad para transformar la sociedad?¿Qué ocurriría si evaluásemos su capacidad para vivir y trabajar en la incertidumbre?

Solo exam. Xavi. cc 2.0 by https://flic.kr/p/aK5WYT

La manera más sencilla, y seguramente la más certera, de saber qué educación tenemos es ver cómo evaluamos a los alumnos. La manera más adecuada de decidir qué educación queremos, sin duda, es cambiar la evaluación. Pensar sobre la evaluación es la aproximación más directa y eficaz para pensar que perseguimos con la educación como sociedad; para qué hemos creado un sistema educativo costoso y complejo

Al mencionar evaluación surge de manera automática las referencias a PISA y a continuación una batería de preguntas, desde las más sencillas del tipo ¿quién ha decidido qué es lo que deben saber los jóvenes de cualquier país? o, ¿por qué se paraliza el mundo educativo y se sobrecogen los gobiernos cada vez que PISA habla?, a las más complejas del tipo ¿qué mide realmente PISA? o ¿qué intereses o ideología hay detrás de las pruebas?.

A la hora de poner en marcha estas evaluaciones, es importante por tanto que reflexionemos si estamos midiendo lo que realmente valoramos o si, por el contrario, estamos midiendo aquello que es fácilmente medible (Gert Biesta), llegando a la situación en que valoramos solo lo que sabemos, lo que podemos medir o lo que ya se ha medido previamente.

Si no queremos entregar la responsabilidad de nuestros procesos y prácticas educativas a abstractos sistemas de medición y aspiramos a mantener un control democrático sobre nuestras iniciativas educativas y sobre las maneras en las que evaluamos su calidad, es sumamente importante que se lleve a cabo un debate sobre aquello que nuestros esfuerzos educativos deberían tratar de conseguir. Debemos recuperar el debate  sobre los fines de la educación. 

Puede que los estados terminen haciendo sus políticas a la luz de las recomendaciones de PISA, pero puede también que PISA oculte lo que realmente está sucediendo en los centros, que desde su omnisciencia termine imponiendo que es lo verdaderamente importante para la educación.    

Por mucha influencia que tengan, el tema de la evaluación no se agota en las pruebas externas al sistema educativo, ni siquiera se puede agotar en las pruebas certificadoras o selectivas de nuestro propio sistema educativo. ¿Qué ocurre dentro de nuestras aulas? ¿Cómo son nuestras prácticas de evaluación? ¿Cómo evaluamos a nuestros alumnos?

mukundvemuri. cc 2.0 by-nc-sa https://flic.kr/p/oBYpgd

Además de PISA al hablar de evaluación también surgen otras muchas palabras que con frecuencia son ignoradas o confundidas. Palabras como, calificación, personalización, integración, notas, selección, EvAU, clasificación, certificación, éxito, fracaso, rendimiento, expediente, aprendizaje, rúbricas, profesionalidad y de manera especial alumno. Palabras que merecen ser pronunciada en alto, debatidas y revisadas.    

Evaluar no es un proceso técnico sino ético. La evaluación no es neutra, tampoco lo es la educación, por cierto. No existe algo así como una evaluación objetiva. No podemos despojar a la evaluación, como algunos pretenden, de sus dimensiones éticas, políticas y sociales. “Es una actividad social marcada por valores y no hay nada que se parezca a una evaluación independiente de las culturas; la evaluación no mide objetivamente lo que hay, sino que crea y configura lo que mide: es capaz de componer personas; la evaluación influye directamente en lo que aprendemos y en cómo lo aprendemos y puede limitar o promover el aprendizaje”, sostiene Gordon Stobart en su recomendable Usos y abusos de la evaluación.

Exam hall. no partizan. cc 2.0 by-nc-sa https://flic.kr/p/5gYuK7

La evaluación no sólo mide los resultados, sino que condiciona profundamente lo que se enseña y cómo se enseña y, por tanto, determina qué aprendemos y cómo aprendemos. Hemos visto que la complejidad de la realidad educativa nos invita a alejarnos de procedimientos simplificados y retóricas fáciles. Nos invita a abandonar los instrumentos únicos a favor de métodos diversos, adaptables y sensibles a su complejidad. Nos invita a problematizar cualquier iniciativa de evaluación.

Para hablar de qué educación queremos, para reflexionar sobre estos y otros muchos temas que relacionan la educación y la evaluación, para discutir sobre lo que PISA no ve y para hacerlo con cualquiera que se sienta afectado, hemos organizado una nueva jornada de debate abierto dentro de la iniciativa Todos Educamos. Te inivitamos a venir el próximo día 11 de mayo de 10.00 a 14.00 a Medialab Prado. Si estás interesado en asistir puedes darte de alta en está página.

Hemos organizado la jornada entorno a dos momentos. Una primera parte de toma de contacto con tres breves intervenciones de expertos que nos harán poner a pensar, en la importancia de las evaluaciones, tanto del alumno, como del centro y del sistema (Ver AGENDA de la JORNADA arriba).

World Café: El dato, más allá de la educación. Asociación Educación Abierta

En la segunda parte organizaremos el habitual World Cafe de la AEA en torno a 7 mesas de diálogo que tendrán como temas:

Mesa de diálogo 1: Evaluamos para la bondad y la libertad.

Moderada por Jesús Joven y María Rodríguez

Educar para ser, educar para el desarrollo de la persona, educar para la autoconciencia, educar para la introspección u otras referencias similares suelen ser el punto de partida de las grandes declaraciones legales o institucionales sobre los objetivos de la educación. Podríamos decir que formalmente existe unanimidad sobre la finalidad última de los sistemas educativos, y por lo tanto, debería ser una prioridad institucional el disponer de metodologías de aprendizaje y evaluación que nos permitan conocer, a las familias y a los profesionales, la progresiva consecución de estos logros en cualquier modelo educativo. Sin embargo, la realidad es otra y con frecuencia nos resulta difícil conseguir que las prácticas docentes incluyan de manera natural aquello sobre lo que formalmente existe un acuerdo tan amplio. Valorar lo esencial del sistema educativo es un tema que no está resuelto, y que en no pocas ocasiones se resuelve ignorando sin más el desafío, alegando bien falta de recursos, materiales, organizativos o metodológicos, o bien por la simple falta de convicción.      

Mesa de diálogo 2: Evaluamos para la convivencia y los derechos civiles

Moderada por Javier González y Juan Carlos Toscano

Queremos que las personas lleguen a la madurez en su desarrollo personal habiendo adquirido un alto grado de responsabilidad social, queremos que la educación formal contribuya de manera decisiva a la formación de ciudadanos y de ciudadanía. Las escuelas actúan como laboratorios de democracia y nodos de innovación social. En torno a estas ideas son muchas las preguntas que surgen al analizar las prácticas de los centros educativos de hoy en día. ¿Tenemos metodologías para medir estos logros? ¿Realmente se valoran por las familias su consecución como un resultado importante? Por otra parte, la escuela, aún con las nuevas tecnologías, sigue siendo el gran espacio público de socialización. Dicho esto, acto seguido aparecen las dudas sobre el papel de la educación formal y con ellas las diferencias de criterio en relación a cuáles deben ser los límites de esa socialización. ¿Hasta dónde puede llegar el Estado a la hora de transmitir valores desde la educación?, ¿cuáles son límites tolerables de homogeneidad en una sociedad democrática? Nuestros estudiantes viven tanto una vida analógica como una vida digital que se entrecruzan de forma constante ¿Debe la escuela promover una ciudadanía digital? ¿Puede ser evaluable?

Mesa de diálogo 3: Evaluamos para la creación y el empleo

Moderada por Javier Cantera y Jill Stribling

Es difícil encontrar a profesionales de la educación que identifiquen su actividad como algo dirigido exclusivamente a la memorización de contenidos teóricos por parte los alumnos; de la misma manera que cada vez quedan menos padres que consideren cumplidas sus expectativas sobre la educación de sus hijos exclusivamente con estos logros. Aprendemos haciendo y educamos, todos, para aprender autónomamente, o así deberíamos hacerlo. En este marco la creatividad es una consecuencia necesaria para una educación que aspire a responder a las expectativas de la sociedad actual y las necesidades básicas de una persona del siglo XXI. Sin embargo, las prácticas docentes y los sistemas de evaluación no siempre transitan en esta dirección y con frecuencia separan el conocimiento teórico del práctico, considerando la creatividad un elemento ajeno al aprendizaje formal. Del mismo modo cabe afirmar que la empleabilidad se ha vuelto una demanda obligada para una educación que aspire a incidir en la igualdad social, pero, no siempre se valora así, ni se tiene claro cuales son lo atributos necesarios para que produzca este efecto.

Mesa de diálogo 4: Evaluamos para transformar el aula y el centro educativo.

Moderada por Alicia Aguado y Pepe Cuerva

El aula como territorio exclusivo del aprendizaje se diluye, o se expande, en la medida en que las demandas de aprendizaje de la sociedad se diversifican y las tecnologías permiten el acceso a la información, la creación de contenidos y la comunicación entre las personas de manera impensable hace unas décadas. Desgraciadamente también las tecnologías pueden dificultar el conocimiento de la veracidad de las fuentes, saturarnos de información, limitar la conciencia, segregar por la capacidad de producir o aislar a los usuarios frente a sus pantallas. Las palabras intentan aprehender realidades emergentes. Conceptos como hiperaula o aula inteligente intentan dar respuesta a los cambios incesantes que están experimentando las prácticas educativas. No estamos ante la manifestación de una nueva moda, sino ante la transformación de las relaciones sociales de la educación. Una consecuencia necesaria de estas inercias es la relevancia que adquieren el centro educativo, como nodo de innovación  social, y el proyecto educativo como respuesta a las necesidades de una comunidad en un momento determinado. La concreción y consecución de los objetivos en sociedades tan diversas como en la que vivimos y en sistemas educativos universalizados, como lo es el español, sólo puede quedar al criterio de la comunidad en la que se realice el aprendizaje. Evaluar, y por ello reflexionar, sobre la caja negra del espacio en donde los niños y jóvenes pasan buena parte de su vida se supone que para aprender, es un tema que va adquiriendo preponderancia en las agendas del cambio educativo. Del mismo modo valorar la idoneidad del proyecto educativo a los objetivos de la comunidad de la que forma parte, así como, los logros obtenidos en su aplicación es una responsabilidad democrática ineludible. Ante la tensión que genera el deseo de transformación que estamos viviendo, conocer y poder valorar por los afectados qué está sucediendo en estos procesos de cambio es esencial para no perder el rumbo, o, en el peor de los casos, para darnos cuenta de que no lo tenemos.     

Mesa de diálogo 5: Evaluamos para transformar la educación y la sociedad

Moderada por Ángel Fidalgo y Carlos Magro

Evaluar es importante porque nos permite regular el aprendizaje y detectar las posibles dificultades. Evaluar es importante porque tenemos la obligación de informar a estudiantes y familias sobre los resultados de su aprendizaje. Evaluar es importante porque de la evaluación se deriva información sobre el funcionamiento de las escuelas y de los sistemas educativos. Pero la evaluación no debe ser nunca el momento final de un proceso. No es el objetivo sino el medio. A la hora de poner en marcha evaluaciones, es importante por tanto que reflexionemos si estamos midiendo lo que realmente valoramos o si, por el contrario, estamos midiendo aquello que es fácilmente medible (Gert Biesta). Si no queremos entregar la responsabilidad de nuestros procesos y prácticas educativas a abstractos sistemas de medición y aspiramos a mantener un control democrático sobre nuestras iniciativas educativas y sobre las maneras en las que evaluamos su calidad, es sumamente importante que se lleve a cabo un debate sobre aquello que nuestros esfuerzos educativos deberían tratar de conseguir.

En educación hemos dedicado mucho tiempo a los métodos y poco a reflexionar sobre las metas. La escuela puede ser un factor para la transformación o para la exclusión, pero no es ni una institución neutra ni una institución reproductora. Devenir en una cosa, la otra, o algo diferente, es cuestión de los agentes implicados. Debemos decidir si queremos una educación para la igualdad o una educación para la exclusión. Si queremos ser agentes de transformación o de transmisión. Debemos decidir si queremos que nuestras escuelas sirvan para que los menores pasen de curso, aprueben exámenes y saquen buenas notas o para que aprendan a pensar y no acepten sin más la primera idea que les sea propuesta o que les venga a la cabeza (Rafael Feito, 2009). Debemos decidir si queremos formar consumidores acríticos e insolidarios o ciudadanos inquisitivos y participativos.

Mesa de diálogo 6: ¿Para qué evaluamos?

Moderada por Jaime González y Antonio Lafuente

La transformación del sistema que proponían en los años setenta del siglo pasado los referentes de lo que dio en llamarse educación abierta, se vio desplazada por el triunfo de los modelos educativos que ponen su foco en las métricas y en control de los resultados. La metodologías de gestión que habían revolucionado el mundo empresarial después de la Segunda Guerra Mundial trasladaban sus paradigmas al mundo de la educación. El debate en torno a la evaluación o la rendición de cuentas lideran desde entonces el discurso educativo, discurso que las declaraciones de la UNESCO o los conceptos de la nueva pedagogía de principios de siglo no supieron hacer suyo. Cincuenta años después la discusión sigue tan viva o más que entonces; la hegemonía de los datos,  la veneración a la objetividad de los números, las empresas tecnológicas o la industria de los “papers” no han hecho más incentivar el debate. Responder a la pregunta de para qué evaluamos, lejos de ser un problema retórico, está en el centro del debate educativo, y en torno a su respuesta deberemos construir cualquier reflexión o propuesta de transformación.    

Mesa de diálogo 7: Lo que Pisa no ve

Moderada por Joaquín Rodríguez y José Miguel Sancho

Resulta curioso que la relevancia para la vida de los centros y para la valoración social de la educación que tiene PISA se asienta en un malentendido, seguramente no inocente. Según sus propios autores, PISA no mide la actividad de los centros educativos, ni valora las políticas de educación formal de los países, y mucho menos evalúa el conocimiento de los alumnos. El éxito de PISA nos lleva a una situación paradójica: lo que no mide PISA no existe para valorar la educación, mientras que lo que mide PISA no existe para los centros ni para las políticas educativas.

Más allá de la importante información que generan los cuestionarios de contexto, que alimenta una literatura académica inabarcable, PISA evalúa un concepto que define el propio estudio: la “literacia”, “la aptitud de los jóvenes para explotar sus conocimientos y competencias para hacer frente a la vida real”. Concepto que de manera premeditada es totalmente ajeno a las programaciones educativas nacionales. La “literacia”, y con ella PISA, es un proyecto prescriptivo e ideológico, sin duda de enorme interés para la educación, pero como tal debería ser valorado. “Quizá -como señala Julio Carabaña– una de las claves del éxito de PISA es que ha integrado las dos corrientes más poderosas en materia de educación: el utilitarismo economicista del capital humano y el progresismo pedagógico”. PISA se ha convertido en un paradigma educativo que justifica debates, y a veces legitima políticas, pero que circula al margen de la educación formal.

Si tienes interés en acudir, y si no también, te recomendamos que te leas antes de venir los siguientes documentos:

«Lo que PISA no ve» tendrá lugar el próximo 11 de mayo en Medialab-Prado de 10:00 a 14:00.
AGENDA de la JORNADA:
10:00-10:10 Bienvenida y presentación de la jornada. Alfonso González y Carlos Magro
10:15-10:25 ¿Para qué sirven las evaluaciones externas? Carmen Tovar. Directora del INEE.
10:25-10:35 Si no hay cambio en la evaluación, no hay cambio real en educación. Flor Cabrera. Catedrática de la Universidad de Barcelona.
10:35-10:45 ¿Evaluar en el aula? Javier Cortés. Orientador. Autor del blog Revoluación.
10:50-13:30 Mesas de diálogo (ver más adelante temáticas).
13:30-14:00 Puesta en común de las preguntas identificadas en cada una de las mesas de diálogo.

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2 Comentarios

  1. Rocío Cupeiro 23 abril, 2019

    Buenos días,
    Me parece superinteresante está jornada. Lamentablemente, trabajo ese sábado en un master y no puedo asistir, ¿tenéis pensado grabar la jornada y compartirla de alguna forma? Si no puede ser, me conformarecon las lecturas recomendadas. ¡Muchisimas gracias!

    Responder
  2. Fernanda Espinoza 11 mayo, 2019

    Estoy en Ecuador, pensé que podría hacer el curso en lìnea

    Responder

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