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«Las escuelas e institutos deben introducir pensamientos plurales y diversos»

#CalmarEdu nº16. Las discrepancias son consustanciales a la práctica y al debate educativo. El sistema educativo debe integrar la diversidad de opciones educativas.

Discrepancias y diversidad en el sistema educativo

La educación siempre ha sido motivo de polémica y discrepancia entre diferentes sectores ideológicos de toda sociedad y cultura. El debate, sin embargo, debe considerarse como fuente de riqueza para la adquisición de conocimiento, porque de la diversidad de opiniones se aprende y se moldea el pensamiento, se perfila el sentido crítico.

A medida que las sociedades se hacen más complejas y pluralistas, se hace más difícil acordar las líneas maestras de la política educativa y de lo que se entiende como educación. Creo que no se le escapa a nadie que alrededor de la educación siempre han existido visiones diferentes, hasta concepciones antagónicas entre las distintas opciones políticas. Siempre y cada vez que se ha afrontado un debate sobre cambio educativo ha existido polémica en relación a distintos temas. Los clásicos temas de discrepancia en España son la enseñanza de la religión, el papel de la enseñanza concertada “frente” a la pública, los itinerarios educativos o las condiciones para acceder a una beca. Son temas donde el disenso divide claramente las posiciones conservadoras y las progresistas.

Pero también han existido discrepancias políticas en relación a la educación para la ciudadanía o incluso sobre la aplicación de Programas de Cooperación Territorial. Recordemos el Programa Escuela 2.0 con el que el presidente Zapatero pretendía permitir que los niños en España estudiasen con ordenador, tanto en las aulas como en su casa. Escuela 2.0 no consistía únicamente en dotar de un ordenador personal a los niños, sino de la implantación de una nueva forma de enseñar y de aprender, utilizando las nuevas tecnologías e Internet, como complemento de los medios y fórmulas tradicionales en la enseñanza. Algunas comunidades autónomas gobernadas por el PP fueron capaces de rechazar la financiación que provenía del gobierno de la nación aludiendo que los mini portátiles producirían miopía. Las consecuencias son claras, desigualdad entre alumnos de distintas autonomías y freno a un proceso de necesaria modernización de las escuelas españolas. Curiosamente, nadie cuestiona hoy en día el uso que mayoritariamente hacen los jóvenes de los teléfonos móviles o de las tablets con aplicaciones educativas. Aunque se ha abierto la polémica sobre el uso o prohibición del móvil como herramienta educativa en la escuela. Francia lo ha prohibido hace muy poco.

Esta reflexión nos hace cuestionar los argumentos político-ideológicos que a veces se esgrimen y que lamentablemente pesan más o se imponen a las necesidades educativas más objetivas.

Por ejemplo, creo que actualmente nadie debería cuestionar la necesidad de una educación en valores constitucionales cívicos y en derechos humanos. Son valores básicos de una sociedad, de adquisición obligatoria para lograr que nuestros niños y niñas entiendan y comprendan mejor la realidad que nos rodea y aprendan a convivir con ella. Sin embargo, la educación cívica y la educación para la ciudadanía siguen generando polémica y crispación social en países como el nuestro. No es entendible el uso interesado que se hace de esta asignatura, presuponiendo que se va a utilizar para moldear las mentes de los niños en diferentes posicionamientos políticos o incluso morales, malpensando con apriorismos de un adoctrinamiento ideológico. En verdad, los derechos humanos y los valores cívicos no son ideología de partido sino valores constitucionales y pilares centrales de toda la cultura democrática que nos constituye como ciudadanos y ciudadanas libres y con derechos.

Hay profesores que abordan el currículo de sus asignaturas con mayor o menor inclinación y énfasis según sus propias afinidades, creencias o preferencias. Esto siempre ha sucedido y sucederá en asignaturas como Filosofía, Historia, Artes o Literatura. Sin embargo, ello no implica ningún tipo de adoctrinamiento, sino el reflejo del debate y la pluralidad de significados que hay detrás de un hecho histórico, una obra de arte o una novela.

Soy de la opinión de que nuestras escuelas e institutos deben introducir pensamientos plurales y diversos y que la labor del sistema educativo y de los docentes es enseñar a nuestros alumnos a discernir, a ser capaces de adquirir un pensamiento crítico a través de un proceso de aprendizaje argumentado y contrastado, logrando que nuestros jóvenes piensen por sí mismos con autonomía y libertad.

Considero que este principio es compartido ampliamente por las personas que de una u otra manera nos dedicamos a la educación, y por ello, este debería ser un punto de consenso fundamental. El derecho a aprender implica descubrir la complejidad del mundo y saber desenvolverse y convivir como adultos maduros y honestos.

Las familias educan y crían a sus hijos desde su particularismo. Las escuelas socializan a la vez que educan y lo hacen desde la cohesión, la universalidad y desde la diversidad y el pluralismo como ya advertía Emile Durkheim.

Por diversidad se debe entender diversidad de pensamiento, diversidad curricular, diversidad metodológica, diversidad de proyectos educativos, diversidad de alumnado, diversidad de centro y diversidad o heterogeneidad social. Una diversidad múltiple que es compatible con la función cohesiva que ejerce la propia escuela.

La diversidad de opciones educativas es un objetivo alcanzable porque existe la diversidad en los centros y existen cada vez más experiencias de innovación educativa que ponen el germen de lo que debería fomentar una revolución educativa, un gran cambio orientado a la modernización de nuestro sistema.

Estoy convencida de que en este objetivo hay más consenso que disenso. La mayoría de la comunidad educativa reclama la necesidad de modernizar el sistema educativo y alcanzar unos objetivos básicos y mínimos que vayan orientados hacia la simplificación y normalización del currículo educativo. Existe consenso general en la introducción de metodologías activas y diversificación de la didáctica en las aulas, que debe ser más competencial y centrada en los alumnos, en enseñarles a resolver problemas e introducir el pensamiento abstracto más que en memorizar, siendo todavía el método principal de aprendizaje hoy en día.

La diversidad así entendida no debe ser motivo de discrepancia. ¿Quién no desea que la educación prepare a nuestros alumnos y alumnas para lo que la sociedad del mañana, la economía del futuro y el mercado laboral requieren?, ¿quién no desea la mejor educación para nuestros jóvenes?, ¿quién no desea que la educación sea verdaderamente concebida y defendida como el motor transformador de nuestra sociedad? Al fin y al cabo estos son algunos de los fines de la educación.

Para conseguir que estas preguntas se transforman en respuestas tangibles y efectivas es necesario diversificar nuestro sistema educativo y mirar hacia el futuro con valentía, asumir que la educación española requiere cambios importantes que deben ser plurales, ambiciosos y a la vez muy meditados. Cambios que verdaderamente respondan a las necesidades formativas de nuestros niños de hoy y jóvenes de mañana. Nuestras escuelas son diversas y plurales porque nuestra sociedad es diversa y plural a la vez, por ello los cambios educativos deben responder a las distintas realidades. Lo que implica una mayor autonomía de adaptación de los proyectos educativos de los centros a los distintos entornos sociales, culturales y económicos.

Entender la diversidad social exige una extensión de un sistema educativo diverso, puesto que sociedad y educación son dos cuestiones indisolubles. No es tan difícil de entender y aplicar, vivimos en un sistema educativo descentralizado que a su vez se sustenta en la diversidad social dominante en cada comunidad autónoma.

Finalmente, la diversidad de opciones educativas requiere poner límites. Diversidad no implica libertad absoluta, sino más flexibilidad para que los centros educativos puedan ofertar más pluralidad educativa. PISA indica que las mayores diferencias educativas existen dentro de los centros educativos, por tanto, trabajemos por hacer un marco normativo que permita unos planteamientos básicos y comunes de cohesión y, a su vez, mayores opciones de autonomía real en los centros educativos para personalizar mejor el aprendizaje de nuestros alumnos. Cohesión en la diversidad es futuro.

M.Luz Martínez Seijo: Portavoz de Educación del GPS en el Congreso. Secretaria de Educación y universidades del PSOE.

Aquí puedes leer las 101 propuestas y otros artículos como este. Este artículo forma parte de la reflexión conjunta del proceso Calmar la Educación. Seguiremos publicando otras opiniones de personas relevantes del mundo educativo. Queremos generar un espacio de debate plural y abierto a todas las personas interesadas en la transformación educativa.
 
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