«Promover un uso reflexivo, positivo y ético de la tecnología». Conversatorio con Ernesto Ferrández, director de IteNlearning
La necesaria transformación del sistema educativo y la eclosión del mercado de las tecnologías educativas han promovido en los últimos años el surgimiento de “modas” y de “gurús”, que buscan solucionar sus problemas a través de nuevas metodologías e innovaciones prometedoras, aunque no siempre proporcionan la eficacia que anuncian. Algunas son más valiosas que otras, qué duda cabe, sin embargo, todas son consecuencia del interés por el cambio y promueven la necesaria reflexión conjunta que nuestro sistema exige.
El pasado 12 de junio la Asociación Educación Abierta tuvo ocasión de conversar con Ernesto Ferrández, Director de IteNlearning, que nos presentó su controvertida propuesta sobre «Neurodesarrollo competencial e instrumentos educativos profesionales». Ferrández es Ingeniero de Telecomunicaciones y su interés por la informática se centró en la Inteligencia Artificial y su aplicación en el entorno educativo.
Ferrández comenzó su ponencia exponiendo algunas tendencias y propuestas sobre educación que, a su juicio, carecen de base científica y generan daños en el sistema educativo. En su discurso aparecen nombres y metodologías como Claudio Naranjo, Howard Gardner y su teoría de las Inteligencias Múltiples, Glenn Doman, Ken Robinson, etc. Considera Ferrández que estas tendencias son consecuencia de un “síntoma”: la escuela se ha centrado en formar la mente pero ha desatendido otras necesidades de los niños (“corazón y cuerpo”), pero estas respuestas son, desde su punto de vista, “mitos” y “estarían mejor en una biblioteca, en la sección de literatura fantástica”.
Propone, por tanto, “pasar de una educación basada en opiniones y creencias a una educación basada en evidencias científicas”. Considera que la educación debería tener como resultado “la mejor expresión epigenética de los estudiantes, con independencia de su entorno socio-económico y cultural”. Pone el énfasis en esta última parte, pues considera que “el efecto escuela” es muy bajo en relación con la influencia de su entorno.
La respuesta, afirma, no es aprender sobre tecnología ni con tecnología sino gracias a la tecnología. Se trata de “construir instrumentos educativos profesionales para el neurodesarrollo competencial y digital”, lo que conlleva muchos años de investigación, “tantos como en medicina se tardó en descubrir la penicilina”, utilizando, necesariamente, la inteligencia artificial y considerando cinco ejes: evidencia científica, validación, aprendizaje adaptativo, análisis del aprendizaje y metacognición.
