CARGANDO

Buscar...

AEA Entrevistas a directores Voz profesionales de Referencia

Olympia Mozo Seoane: Directora de directores

En el marco del proyecto #Profesionales, con el que pretendemos
fomentar la transformación de los centros educativos facilitando el acceso a experiencias exitosas de cambio, a recursos educativos y promoviendo la colaboración entre los centros, hablamos con Olympia Mozo Seoane, Doctora en Filosofía y Experta en Dirección de Equipos Directivos en el ámbito educativo.

1.¿Hace falta un cuerpo nacional de directores?

En mi opinión, sí. Pero es necesario “encuadrarlo” en el cuerpo nacional de docentes. Me explico. Es urgente seguir profundizando en la selección y formación de docentes. E “incardinado” en él, el cuerpo nacional de directores. Existen muy buenos profesores que no tienen perfil para directores, pero el director debe tener el perfil de un buen profesor. De no ser así, su liderazgo se verá claramente mermado.

El director de un centro de enseñanza es una pieza clave en el engranaje educativo. Merece la pena invertir tiempo, dinero, recursos, en su formación. En el fondo, cada centro es un reflejo del estilo personal, educativo, pedagógico, empresarial (este término no tiene que dar miedo en el ámbito educativo, dado que cada centro es una organización en la que debe primar un talante emprendedor) del director.

Por otra parte, es conveniente estudiar y repensar qué debe hacer un director una vez que deja su cargo… en muchos casos podrían ser excelentes formadores de futuros directivos.

2. ¿Cuál cree que debe ser la relación entre el proyecto educativo de un centro y su equipo directivo?

El proyecto educativo es “el norte”, la guía, del equipo directivo y, por ende, de la comunidad educativa. Ese proyecto ha de estar muy pensado por parte del equipo directivo y también con cierta participación de los mandos intermedios, con el fin de que se establezca un liderazgo compartido. Se necesitan equipos directivos que se “atrevan” a delegar y a “empujar” a sus profesores, AMPA… a pensar y a ver el centro educativo como algo suyo.

3. Además de liderar un proyecto educativo, el equipo directivo debe saber gestionar. Gestionar un centro es una tarea compleja que demanda competencias no muy distintas de las propias para gestionar cualquier otra organización, empresa o fundación. ¿La organización que establecen las actuales normativas para los equipos directivos es la adecuada para cumplir con esta tarea? Además, ¿tienen los recursos adecuados para realizarla?

Lo primero que creo que hay que diferenciar es gestionar y dirigir. Se gestionan las cosas y se dirigen las personas. Son dos caras de la misma moneda, pero lo que hace “grande” un centro educativo, o cualquier organización, es que las personas lo sientan como suyo. Es necesario dar prioridad a las personas sobre las cosas. PEPA, primero las personas, luego los papeles. 

Creo que hoy existe una gran burocratización de la tarea directiva y eso resta eficacia a la dirección. Por otra parte, aun siendo difícil, es más fácil gestionar que dirigir. La gestión no debe de restar tiempo a la dirección de las personas: conocerlas, escucharlas, animarlas, exigirles, estar cerca, sacar lo mejor de cada una de esas personas. Un centro educativo dirigido con esta mentalidad, concretada en hechos, hace la gestión más fácil y las personas se sienten implicadas en esa gestión.

Siempre parece que faltan recursos, pero el verdadero y más importante recurso es el capital humano, las personas, que existe en cada centro; y la labor primordial del equipo directivo en general, y del director en particular, es hacer equipo con los docentes, personal no docente, alumnos, AMPA… sin olvidar que el equipo termina en vértice: el director y que su principal papel es “aunar libertades en torno a proyectos”.

4. ¿Cómo incide la diversidad de los 17 sistemas educativos españoles en la actividad de los directores?

Esa diversidad, en el trabajo diario, pienso que no tiene una gran relevancia. De todas formas, si se busca una idea “global de país”, parece lógico unificar esos sistemas educativos. De lo contrario, la formación que se está dando a los alumnos puede ser diferente dependiendo de cada comunidad. Y eso, a medio y largo plazo, puede tener consecuencias que no siempre son positivas.

5. Recientemente se ha publicado el último estudio de TALIS de la OCDE, ¿cree que este tipo de estudios tienen utilidad para la dirección de los centros?

En mi opinión, una de las cualidades del buen directivo, del buen director, de un líder, es tener una mentalidad amplia, “ver más allá”. Para eso, entre otros aspectos, puede ayudar conocer, estudiar y analizar los resultados de esos informes. 

No obstante, lo prioritario es tener en cuenta el contexto específico de cada realidad y ver en qué aspectos esos informes nos pueden ayudar a mejorar lo que se está haciendo en cada centro.

6. ¿Tienen demasiado poder las Comunidades Autónomas en la elección de los directores de los centros públicos?, o dicho de otra manera: ¿hasta qué punto los directores de los centros públicos, con el marco legal actual, pueden ser instrumentalizados por las administraciones?

Siempre todo es mejorable. Muchas veces, lo mejor es enemigo de lo bueno. En el proceso están representados la administración, el consejo escolar y el claustro de profesores.

Por lo que respecta a la instrumentalización por parte de las administraciones, no tengo elementos de juicio para opinar. En todo caso, no se le pueden poner puertas al campo; como es lógico, habrá personas de tendencias variadas. Lo importante es que la “res política” no condicione la calidad de la educación, que debe de estar por encima, y al margen, de los avatares políticos.

7. ¿Cuáles deberían ser las diferencias entre un buen director de un centro público y un centro concertado?

En principio, en mi opinión, sustancialmente, ninguna. La persona, hombre o mujer, que sirve y tiene perfil para dirigir, puede dirigir un centro público, privado o concertado. Lo que sí varía es la gestión en esos ámbitos. Y esa gestión se aprende sin dificultad. Es cuestión de “meter la cabeza” en cada realidad. En cada una de esas realidades, lo verdaderamente importante son las personas y ahí está la clave.

Perdón por insistir en lo que he dicho más arriba, lo verdaderamente importante es la dirección de personas. Si la mayor parte de las personas implicadas en un centro educativo se sienten bien dirigidas, ese centro “vuela”. Eso sí, aunque pueda parecer lo contrario, es mucho más cansado dirigir que gestionar. Las personas piensan, las cosas, no. Sin olvidar, repito, que son dos caras de una misma moneda.

Me parece oportuno hacer una salvedad, fundamentalmente, cara a los centros privados y concertados: el director debe ser un líder académico y, por lo tanto, su procedencia debe ser ese ámbito. Un director que no conoce el mundo educativo o no sabe de educación, en mi opinión, no será un líder pedagógico. Nadie da lo que no tiene.

8. ¿Qué porcentaje de tiempo dedica un director en España a la burocracia, y cuánto a la dirección académica del centro?, ¿puede un director de manera efectiva actuar como líder para el desarrollo de un proyecto académico?

Lógicamente, esto depende mucho de la organización interna de cada equipo directivo. Si tuviese que dar una cifra, diría que, en líneas generales, hoy por hoy, sobre un 60-70% se dedica a lo burocrático y el resto a la dirección. 

En mi opinión, debería ser: un 60-70, dirección y 30, burocrático. De todas formas, esto también depende de la calidad de equipo directivo, no solo del director.

9. Se habla mucho de escucha activa de los profesionales de las educación con las familias. ¿Cree que las familias españolas demuestran interés por el aprendizaje real que realizan sus hijos en los centros educativos?, ¿existe la preocupación por incorporar a las familias en la vida del centro?

Vamos por partes. En infantil y Primaria existe gran interés, en general, por la “marcha” de sus hijos en la vida escolar.

En Secundaria, en la práctica, ese interés, decae; en parte, porque quizás ya no lo ven tan necesario… lo cual es muy discutible, y en parte, porque son los propios alumnos los que no muestran excesivo interés en que sus padres acudan al centro educativo. Y en parte, porque a los propios padres “les cuesta” enfrentarse a la realidad que se puedan encontrar.

En cuanto a la preocupación por incorporar a las familias a la vida del centro, pienso que depende mucho del ambiente que se cree en cada centro; hay muchos centros que tienen verdadero interés y otros que no tienen tanto. Los padres, piensan, son un “engorro”.

Hay que fomentar que los directores, equipos directivos, profesores y personal del centro educativo se muestren como lo que son: una ayuda para los padres. Y a que vean a los padres como una ayuda para los centros educativos. Los padres deben “estar en su sitio”, pero es aconsejable “tenerlos cerca”. Eso sí, los centros no son sustitutivos de los padres; los responsables de la educación de los hijos son los padres; el centro educativo es un complemento, que puede ayudar… o no.

10. ¿Cuál es el papel que asignaría a los alumnos en su relación con el equipo directivo?

El objeto directo de un centro educativo, son los alumnos. Por lo tanto, son los auténticos protagonistas de la educación. A medida que van creciendo en edad y en madurez, sus aportaciones pueden ser una gran ayuda para los equipos directivos.

En mi opinión, se les debe dar participación, pedir ayuda, escuchar sus sugerencias… toda esta dinámica, ayuda al centro y ayuda a la madurez de los propios alumnos. Bien planteados, los Consejos de curso de los alumnos son una forja de futuros líderes para la sociedad.

11. Es frecuente que directores de centros terminen asumiendo responsabilidades políticas en sus entornos. ¿Cuál cree que es la frontera de un director en activo en su liderazgo social?

No tengo ninguna duda de que los directores no deben asumir responsabilidades políticas directas en su entorno. La política debe quedar fuera de la escuela. 

Eso es compatible con que el director debe generar buenas relaciones con el entorno político, sea del color que sea. Pero el liderazgo del director es un liderazgo académico, técnico, humano, profesional; y de ese ámbito no debe salirse. El director no debe olvidar que “mil ojos le contemplan” y todo lo que haga o diga es ejemplo, positivo o negativo, hacia dentro de la comunidad educativa y hacia fuera.

12. ¿Son efectivos los instrumentos de rendición de cuentas de que disponen los equipos directivos para poder valorar su actividad?, ¿existe interés en las administraciones por evaluar su actividad?

En mi opinión, cada vez hay un mayor interés por parte de las administraciones en valorar la actividad directiva y la de los centros educativos. Pero también es verdad que, en la práctica, que yo sepa, no hay ningún tipo de consecuencia o reconocimiento positivo para aquellos centros que destacan por su buen hacer, por sus resultados…

Siempre se puede mejorar en “palpar la realidad”, “tocar el paño” de cada centro y que se tenga en cuenta para, en la medida de lo posible, dar respuesta con hechos concretos a ese trabajo bien hecho, a esos buenos resultados etc.

13. ¿Nos podría señalar alguna buena práctica de las administraciones públicas que favorezcan la cooperación entre directivos? En este sentido, ¿están las asociaciones de directores mediadas por intereses partidistas?

No tengo elementos de juicio suficientes para contestar esta pregunta con total veracidad. Sí que existen algunos intentos loables para que esa cooperación exista, pero pienso que falta sistematización en este tema. 

De acuerdo con esto, la respuesta a la segunda parte de la pregunta es obvia; si falta sistematización en esa cooperación entre directivos, y, por ende, entre centros, lo lógico es que cada asociación, plantee sus intereses particulares, al margen unos de otros.

Es oportuno seguir profundizando y dando pasos en todos estos aspectos. No podemos olvidar que la educación es “el gran tema” de un país. En ella nos jugamos el futuro.

Etiquetas

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.