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Benjamín Sande, la presencia del maestro

El pasado mes de mayo, conversamos con Benjamín Sande, profesor de ESO en un IES en la provincia de Lugo, sobre su experiencia y reflexiones durante el período confinamiento y de enseñanza virtual. Esta conversación contribuyó a construir el artículo «La presencia del maestro». Aprovechamos para agradecer a Benjamín y al resto de profesores/as participantes su disponibilidad para responder a estas preguntas.

1. ¿Cómo compaginas el desempeño de tus tareas con tu vida personal?

En mi caso, con un bebé de tres meses y medio cuando empezó el confinamiento, el día a día ha sido un no parar. Lo que he hecho es trabajar a destajo. Al principio sobretodo la carga de trabajo fue insostenible. Había mucha incertidumbre y tuvimos que procurarnos maneras de poder llegar a todo el alumnado, buscar metodologías apropiadas, preparar materiales y llamar a muchas familias. Los centros cerraron de un día para otro y no hubo tiempo ni de dar unas sencillas instrucciones al alumnado para estar en contacto. Procuro aprovechar cada respiro para trabajar y coordinarme con mi pareja en el cuidado del bebé. Después de alguna discusión doméstica, se llega a cierto equilibrio a costa de bajar las pretensiones, optar por metodologías más eficientes y ser estrictos con el horario. Ahora tengo la sensación de que voy a mínimos y aun así no distinto días laborales de fines de semana y se me sigue acumulando el trabajo. Necesito todo el tiempo para sacar adelante el trabajo y cuidar a la familia. El ocio es un lujo ahora mismo.

Necesito todo el tiempo para sacar adelante el trabajo y cuidar a la familia. El ocio es un lujo ahora mismo.

2 ¿Cuál es la mayor dificultad que encuentras en la enseñanza en confinamiento?

De las muchas dificultades, diría que la mayor ha sido poder resolver las dudas de manera eficaz. O dicho de otra manera, tener una metodología que tenga todas las limitaciones en cuenta y que realmente sirva de algo. Poner ejercicios y colgar las correcciones es muy sencillo. El problema es que así las cosas no quedan claras por muchos videos explicativos y correos electrónicos resolviendo dudas que se manden. En mi opinión hace falta un tú a tú en tiempo real. Sobre todo con el alumnado más joven, que es menos autónomo. Ahora utilizo videollamadas y comparto pantalla con una pizarra digital. Ha resultado más eficaz y satisfactorio para todos. 

3. ¿Qué has echado más de menos de la relación pedagógica presencial?

Sin duda alguna, el contacto humano. Tengo alumnos que en condiciones normales los veo todos los días de la semana. A lo largo del curso se va forjando una relación de confianza y se crea un ambiente agradable que propicia el proceso de enseñanza-aprendizaje. Al cabo del tiempo conozco tanto al alumnado que de un vistazo ya sé en qué están pensando. Esto facilita enormemente la docencia y además tiene una importancia enorme a nivel emocional. Al fin y al cabo, como en todo grupo humano, aparecen afectos. Ahora mismo, más que aprender matemáticas, necesitan estructurar su rutina, humor, estar motivados, sentirse reconfortados y seguir ganando confianza en sí mismos. Todo esto se deteriora durante el confinamiento.

Ahora mismo, más que aprender matemáticas, necesitan estructurar su rutina, humor, estar motivados, sentirse reconfortados y seguir ganando confianza en sí mismos.

Chris (a.k.a. MoiVous) CC https://tinyurl.com/y73eb5rd

4. ¿Qué prácticas de las que desarrollas habitualmente en el aula te han ayudado a adaptarte a la nueva situación?

Con el alumnado de 1ºESO y 2ºESO estamos en el proyecto Abalar. Es decir, trabajamos con ordenadores portátiles en un entorno personal de aprendizaje facilitado por la Consellería de Educación. La utilizamos como un aula virtual en la que nos podemos comunicar, intercambiar documentos, facilitar materiales y recursos, etc. Ha sido fundamental en estos momentos. Para el resto de cursos, tenemos algo parecido en el aula virtual oficial del instituto. Ha servido para tener un punto de partida y facilitar la comunicación. 

Además, utilizar diversidad de materiales y formato a lo largo del curso, ha facilitado la adaptación a esta situación en la que el formato de docencia ha cambiado tanto. Usar laboratorios de simulación matemática como Geogebra, aplicaciones interactivas o bancos de actividades y recursos ha facilitado mucho las cosas.

5. Aunque no llevamos tanto tiempo en esta situación, ¿cómo dirías que han evolucionado las actitudes, destrezas y disposición de tu alumnado desde que empezó la cuarentena? ¿Y las del claustro?

El alumnado, creo que en general se ha polarizado. Una parte del alumnado se ha volcado a participar y está haciendo un trabajo fantástico. Han demostrado llevar la situación con entereza y responsabilidad. Son más autónomos que antes y están aprendiendo mucho sobre el manejo de las TICs. Otro grupo sin embargo, ha colgado los bolígrafos. No han trabajado nada y solamente dan excusas para justificarse. Ante la más mínima dificultad desaparecen, ni siquiera preguntan ni muestran el más mínimo interés. Desconozco las circunstancias familiares al detalle y me imagino que algunos estarán viviendo momentos difíciles.  Me consta que algunos pueden estar sufriendo ansiedad, estrés e incluso depresión. Lo cierto es que ese grupo de alumnos del que día a día vas tirando para que saquen algo adelante, ahora es imposible de motivar.

En cuanto al claustro, creo que todos nos hemos sentido responsables de nuestro alumnado. Hemos hecho horas extra e intentado formarnos a marchas forzadas para poder llevar a cabo la docencia telemática de manera eficaz. Nos hemos ayudado entre nosotros, descubierto recursos, propuesto metodologías, intercambiado impresiones, etc. Ha sido un tiempo muy provechoso que beneficiará nuestro trabajo futuro. 

Por otra parte, la labor docente puede ser muy solitaria. Con frecuencia somos el blanco fácil de las críticas del sistema educativo que asumimos individualmente. Soportamos desplantes, descalificaciones, falta de confianza en nuestro trabajo a nivel social e institucional. Pero creo que en esta ocasión nos hemos sentido más unidos que nunca como colectivo al defendernos y sentirnos reconocidos por un amplio sector social. 

6. ¿De qué manera ha afectado esta situación a la relación entre las familias del centro y el profesorado? ¿Hay mayor comunicación? O, por el contrario, ¿percibes mayor distancia?

La relación con las familias siempre se procura que sea estrecha para trabajar a favor del alumnado. Vamos en el mismo barco y procuramos ganar aliados para remar en la misma dirección. En estas circunstancias, la comunicación ha sido muy intensa al principio. Creo que todos los docentes hemos llamado a muchas familias para conocer las circunstancias e informar sobre la situación. Esto ha propiciado conversaciones en un contexto de alarma sanitaria que trascienden lo académico. Conversaciones sobre otros aspectos del bienestar del alumnado, más cercanas, más humanas.

Creo que todos los docentes hemos llamado a muchas familias para conocer las circunstancias e informar sobre la situación.

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