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Los equipos directivos tienen que acostumbrarse a funcionar en situaciones de conflicto

#CalmarEdu nº73. Sin un liderazgo participativo y distribuido, educativo y de gestión, por parte de los equipos directivos, es inviable la transformación. Los equipos directivos deben acordar los principios básicos del proyecto educativo del centro educativo.

En estos últimos años, enseñando a otros a aprender he redescubierto que no es posible, por mucha tecnología digital que incorporemos a nuestros métodos pedagógicos, que el ser humano deje de ser lo que es: un ser finalista; esto es, hace las cosas por algo o para algo y no simplemente porque sí o en dependencia exclusiva (como alguno pretenden convencernos) de los medios o herramientas que tenga a su disposición.

En este sentido, necesitamos recomponer, al menos en el mundo occidental, nuestros ecosistemas educativos (véase entrevista de Carmen Camey a la profesora Inger Enkvist. Rec. 9 de abril) no solo para hacerlos inclusivos sino también para desterrar de una vez la falsa dicotomía entre el equipo directivo de un centro educativo y el resto de la comunidad escolar, como si estos equipos estuvieran al margen de ella o incluso frente a ella.

Todo equipo de dirección está obviamente en el meollo del quehacer diario en un centro, pero también debe estarlo en el corazón de la identidad y misión que toda institución educativa debe tener (no solo por escrito) y desarrollar en comunidad. De ahí que cada equipo directivo debe ser obedecido y respetado, pero no únicamente esto: debe sobre todo ser cuidado por sus profesores y personal de servicios en el centro, así como por los padres y los propios alumnos, algo que necesitamos urgentemente no dar solo por supuesto…

Nunca he creído en las etiquetas de liderazgo porque en realidad el estilo de liderazgo que hay que aplicar en una institución educativa debe ser el que se adapte más adecuadamente a las cambiantes necesidades de cada centro y siempre en función de su inexcusable contexto y de sus inevitables entornos. A este respecto, ya en 2012 J. GOSLING nos describía, en su obra en colaboración Key Concepts in Leadership, hasta 33 estilos básicos de liderazgo… y otros 33 contrarios a ellos.

No quiero significar con esto que sea válido cualquier estilo de liderazgo, sea más o menos participativo; o que siempre habrá que optar por algún tipo de liderazgo transaccional, al que se recurre con demasiada frecuencia sobre todo en las situaciones de conflicto o de deterioro en la convivencia escolar. Los equipos directivos tienen que acostumbrarse a funcionar, ¡y a vivir!, en situaciones de conflicto, porque estas situaciones se presentan, hoy más que nunca, en las circunstancias habituales de convivencia en las instituciones educativas.

Por eso me gustaría insistir aquí en dos competencias específicas, más que en defender o apoyar un tipo de liderazgo u otro; habilidades personales que todos los que nos dedicamos a labores educativas necesitamos adquirir o mejorar y no únicamente, por tanto, los equipos de dirección, para ejercer un auténtico liderazgo educativo.

En primer lugar, es preciso recuperar el criterio de ejemplaridad en las conductas y de ahí en la toma de decisiones para gestionar las relaciones; en una misma dirección (la identidad del centro y su misión educativa) pero en su doble sentido, como apuntábamos antes: de los equipos directivos hacia los demás componentes de su comunidad educativa… y viceversa.

En segundo lugar, y en línea con lo anterior, insistir en la importancia clave de que toda comunidad escolar debe aprender y re-aprender constantemente sus habilidades comunicativas, entre las cuáles saber escuchar se ha convertido en la más esencial de todas (cfr. David, Giner, “Un líder que escuche”. Rec. 5 de abril). Porque al fin y al cabo, y con esa orientación finalista que apuntábamos al comienzo, lo que más necesitan hoy los centros educativos es superar el envejecido paradigma de autocontemplarse como organizaciones que enseñan y convertirse, sobre todo ellas, en auténticas organizaciones que aprenden; pues esta es la verdadera fuente de la calidad educativa que todos perseguimos.

Daniel Rivadulla Barrientos es Director Académico del Máster Universitario Oficial en Liderazgo y Dirección de Centros Educativos Universidad Internacional de La Rioja

Aquí puedes leer las 101 propuestas y otros artículos como este. Este artículo forma parte de la reflexión conjunta del proceso Calmar la Educación. Seguiremos publicando otras opiniones de personas relevantes del mundo educativo. Queremos generar un espacio de debate plural y abierto a todas las personas interesadas en la transformación educativa.

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