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Calidad y equidad en educación

#CalmarEdu nº18. Calidad y equidad son parámetros imprescindibles, pero insuficientes para medir la complejidad del sistema educativo en la sociedad del aprendizaje.

Calidad y equidad son dos palabras que generan gran consenso, lo que normalmente quiere decir que cada agente educativo la interpreta de forma muy diferente. Por tanto, el problema es qué queremos decir con precisión cuando usamos ambas palabras. Por calidad queremos decir que se consigan los objetivos del sistema educativo. Aquí ya empiezan los problemas. Por ejemplo, no es lo mismo orientar el sistema educativo hacia la adquisición de competencias básicas, la preparación para el mercado de trabajo, la consecución de un título educativo o la formación humanista.

La forma perezosa de pensar es creer que todas estas dimensiones van de la mano, pero no es así, hay tensión entre ellas, y parte del debate educativo está precisamente en el equilibrio deseado entre cada una de estas dimensiones. Por ejemplo, los datos señalan que el sistema español, en el contexto de países de nuestro entorno prepara razonablemente bien en competencias y en preparación laboral, pero falla en la consecución del título. Desgraciadamente, no contamos con indicadores sobre la formación humanista. En todo caso podríamos inferirla a partir del desempeño en valores de la sociedad española: no muy buena en la aceptación social de la corrupción política, buena en los niveles bajos de violencia, por ejemplo.

En cuanto a la equidad, también es una expresión contra la que no hay nadie en contra, pero que agrupa visiones muy variadas. Podemos decir que el sistema es equitativo si la única característica asociada al éxito educativo es el esfuerzo del alumnado, o el esfuerzo y la capacidad, o que debemos compensar a quienes no tienen la misma capacidad, o que no es tan importante el esfuerzo como el progreso de cada estudiante con respecto a sí mismo…. Además, la equidad ¿debe incluir el igual resultado de todos los estudiantes, o promover que cada estudiante llegue tan lejos como pueda dado su esfuerzo y su talento?, ¿o cómo tratamos a los estudiantes más rezagados?, ¿cómo reconocemos la diversidad de intereses en el currículum?

Un currículum más orientado a un determinado tipo de saberes y prácticas puede facilitar o dificultar el paso por el sistema educativo según el origen social. Todas estas preguntas sobre la equidad se complican si además nos centramos en qué nivel educativo nos movemos. En la educación obligatoria podemos estar dispuestos, por ejemplo, a la adaptación curricular para lograr la igualdad de titulación, pero no en el nivel universitario. O las opciones de elección individual, no son iguales en la educación obligatoria, muy limitadas, que en la post-obligatoria.

En resumen, todos estamos de acuerdo con que debemos mejorar en calidad y equidad en educación, pero eso no resuelve nada si no concretamos de qué estamos hablando.

José Saturnino Martínez García. Doctor en Sociología por la Universidad Autónoma de Madrid. Profesor de Sociología en la Universidad de La Laguna. Es autor, entre otros, del libro La equidad y la Educación (Catarata, 2017). En Twitter es @mandarrian

Aquí puedes leer las 101 propuestas y otros artículos como este. Este artículo forma parte de la reflexión conjunta del proceso Calmar la Educación. Seguiremos publicando otras opiniones de personas relevantes del mundo educativo. Queremos generar un espacio de debate plural y abierto a todas las personas interesadas en la transformación educativa.

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1 Comentario

  1. Enrique Sanchez 9 abril, 2018

    En educación, según la UNESCO, la equidad implica educar de acuerdo a las diferencias y necesidades individuales, sin que las condiciones económicas, demográficas, geográficas, éticas o de género supongan un impedimento al aprendizaje.

    Esto parece claro, pero la equidad, en la práctica, tiene muchas interpretaciones. Por ejemplo, se considera que un sistema educativo es equitativo cuando dedica más recursos y atención a los alumnos más necesitados, que son aquellos que tienen más probabilidades de fracasar en la escuela; sin embargo, dentro de esta categoría de alumnos con riesgo de fracaso escolar, también podríamos incluir a los alumnos de altas capacidades, los llamados superdotados, porque tienen más dificultades para adaptarse que otros cuando se les somete a la enseñanza reglada. Sin embargo, no es habitual que estos alumnos reciban un trato diferente.

    Se considera equitativo que los alumnos con más dificultades reciban más atención para no fracasar en la escuela, pero no suele plantearse que lo realmente equitativo para algunos alumnos sería educarse fuera de la escuela, en otro sistema, de otra manera. Si cambiase nuestro concepto de fracaso escolar también cambiaría nuestra percepción de lo que es o no es obrar con equidad.
    http://www.otraspoliticas.com/educacion/igualdad-y-equidad-en-la-educacion/

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