#CalmarEdu nº32. La pedagogía es antes que la tecnología y no puede ni debe ser suplantada por ella; la tecnología, sin embargo, puede abrirnos caminos y perspectivas insospechadas que nos hagan modificar nuestros planteamientos pedagógicos.
Afirmar que la tecnología pueda estar esterilizando la innovación pedagógica es erróneo, al menos, por tres razones:
1. La relación de los seres humanos con el mundo y con quienes les rodean es el resultado de un largo, a veces consciente, generalmente inconsciente, proceso de elaboración, de invención, uso y adopción de las técnicas que nos permiten comunicarnos, relacionarnos e intervenir sobre nuestro entorno para hacerlo humanamente habitable. Somos inventores de unas tecnologías que, mediante su uso, transforman la manera en que somos, una causalidad circular que sigue desenvolviéndose a lo largo de los siglos transfigurándonos continuamente. Somos, en fin, desde el punto de vista antropológico, pura tecnología;
3. Aquellos que nacieron después de que las tecnologías digitales se hubieran inventado mantienen una relación con ella mucho más natural, fluida y desenvuelta que la nuestra. Podemos perder el tiempo disputando sobre si conviene o no denominarles nativos digitales o no, pero lo cierto es que, para ellos, se trata de un modo natural de relacionarse con el mundo y con los demás. Claro que no nacen aprendidos ni perciben de manera inmediata ni los peligros ni las ventajas que puedan encerrar, pero para eso existen, precisamente, los marcos de competencias digitales enunciados y desarrollados ya en muchos países, para asegurarnos de que nuestros hijos, más allá de la fluidez inicial, adquieren de manera sistemática un conjunto de competencias y conocimientos necesarios para enfrentarse con autonomía al universo digital del que forman parte.
Claro que en todo este embrollo hay quienes pretenden obtener beneficios sin interesarse genuinamente por la educación ni los educandos. Basta con echar un ojo al magnífico blog norteamericano Hack Education para entender que los intereses industriales y económicos se revisten de supuesto interés pedagógico para vender productos y soluciones inservibles que solamente benefician a quien los vende. Pero eso no resta ni un ápice de verdad a la afirmación de que la pedagogía necesita a la tecnología ni presta un gramo de verdad a la aseveración de que la tecnología esteriliza la pedagogía.
Joaquín Rodríguez es Director de Tecnologías para el aprendizaje de la Institución educativa SEK (Sek & UCJC) y miembro de la Asociación Educación Abierta.
Aquí puedes leer las 101 propuestas y otros artículos como este. Este artículo forma parte de la reflexión conjunta del proceso Calmar la Educación. Seguiremos publicando otras opiniones de personas relevantes del mundo educativo. Queremos generar un espacio de debate plural y abierto a todas las personas interesadas en la transformación educativa.
1 Comment
Tenéis razón. No se puede afirmar que la Tecnología esterilice a la Pedagogía; no es cierto. Si lo es en los casos en los que el medio se convierte en fin. Al leer este artículo he modificado un tuit con el que había podido dar a entender que apoyaba sin fisuras el planteamiento que aquí criticáis. Saludos.