«La ignorancia tiene culpables»
¿Cómo aprenden a caminar mejor los niños: si se les obliga a permanecer sentados hasta los 5 ó 6 años o si se les anima y enseña a caminar desde que son capaces de sujetarse de pie? Esta pregunta, aburrida de puro obvia, podría sin embargo valer para ser formulada a la enseñanza de la lectura y de la matemática que, desde los años 80, estuvo “mal considerada” cuando no prácticamente vetada para la etapa de Educación Infantil.
De aquellos años hasta hoy han corrido ríos de tinta y de saliva justificando lo perjudicial de aprender a leer y a resolver sencillas operaciones matemáticas a edades tempranas. Y este criterio, inexplicablemente interesado en extender la ignorancia utilizando el propio sistema de enseñanza, se impuso hasta el punto de que la gran mayoría de maestros especialistas en Educación Infantil, se negaba a impartir dicha enseñanza por considerarla desestructuradora para el delicado cerebro del menor.
Los maestros que adoptaron esa actitud, además de desconocer las recomendaciones que la neurología hacía acerca de la bondad del aprendizaje temprano para la creación de sinapsis neuronales, obviaron que estaban obligados por la ley a enseñar lectura y cálculo. El Decreto 17/2008, de 6 de marzo, de Consejo de Gobierno, por el que se desarrollan para la Comunidad de Madrid las enseñanzas de la Educación Infantil, ya incluía como objetivos el aprendizaje de la lectura, la escritura y la numeración (leer y escribir oraciones sencillas, construcción de la serie numérica, sumas y restas, etc.)
La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid creó un equipo de profesionales experimentados con el encargo de visitar centros de muy bajo rendimiento académico y proponerles fórmulas muy simples, depuradas, prácticas y eficaces para trabajar la Lengua y las Matemáticas. Aplicados estos planes de mejora del rendimiento académico, la mejora de los resultados de estos centros fue inmediata.
En una de las visitas del equipo de profesionales de los planes de mejora a un colegio público que, por sus malos resultados, era un posible candidato a poner en marcha alguno de los planes de mejora, las cinco maestras de educación infantil se mostraban inflexibles y absolutamente contrarias a enseñar a los niños algo que no fuesen los colores y las cancioncillas de rigor. ¡No digamos las letras y los números!
Preguntadas si llevaban mucho tiempo siendo maestras en la enseñanza pública una de ellas manifestó que ese era su primer curso.
– ¿Y dónde has trabajado antes?
– En el Infantil de un colegio concertado.
– ¿Y allí no enseñabais a leer en Infantil?
– ¡Claro que enseñábamos! ¡Y con cuatro años ya leían todos porque si no nos despedían!
Mercedes Ruiz Paz: Profesora y jefe de estudios en colegios públicos de la Comunidad de Madrid.
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