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“En estos años con menos recursos hemos conseguido mejores resultados”, conversatorio con Lucas Gortazar, consultor en el Banco Mundial

El pasado día 26 de noviembre tuvimos ocasión de escuchar y debatir con Lucas Gortazar (Bilbao, 1986), en la sede de la Universidad Camilo José Cela en Madrid. En su ponencia titulada «Equidad en los sistemas educativos internacionales: mitos y realidades» abordó cinco puntos esenciales para este tema.

En primer lugar, Gortazar señaló que las fuentes que dominan el debate sobre el estado de nuestro sistema educativo son la conocida prueba internacional de la OCDE, PISA, junto con otras pruebas internacionales que nos están dando mucha información y están siendo útiles, por tanto, para “romper mitos”. Pero que, sin embargo, también provocan lo que denominó “la trampa de los expertos”, es decir, la tentación de extraer de la prueba solo aquellos datos y variables que ayudan a validar su propia hipótesis. En ese sentido, es indudable que las pruebas internacionales tienen un valor comparativo que puede ser provechoso, sin embargo, afirma Gortazar, “el conocimiento tiene un factor local enorme”, por lo que no deberíamos fijarnos solamente en PISA sino acudir también a otras fuentes cualitativas, trabajar sobre el terreno, con las personas responsables…

A continuación, propuso una evaluación crítica del New Public Management que ha centrado el debate educativo en los últimos 20 años (a través de la idea de la rendición de cuentas) y que muchos países consideran ya una decepción tras 20 años de mucho esfuerzo. Es cierto que en EEUU, por ejemplo, la aplicación a través de la ley No Child Left Behind, en 2001, logró inicialmente algunos éxitos pero también ha derivado en un incremento del efecto conocido como teaching to the test para mejorar los resultados, y en ocasiones un aumento de la segregación escolar. En este sentido, citando un estudio de la Universidad de Duke, argumenta que los incentivos que funcionan para tareas burocráticas sencillas, ordenadas, replicables y fácilmente explicables, no siempre lo hacen en actividades complejas como la enseñanza y profesiones como la docencia. Cuanto más complejas son las tareas, más se difumina el poder de los incentivos. 

Gortazar advirtió también de que una segregación temprana (por niveles, por lengua vehicular, etc.) puede acarrear una serie de peligros no solo educativos sino también sociales. La segregación temprana puede disparar la injusticia social. Países como Hungría, República Checa o Bulgaria segregan a partir de los diez u once años, lo que genera unas dinámicas sociales de competitividad que comienzan casi desde que el niño tiene tres años. Además, estos países implementan una serie de políticas administrativas (cuotas, baremos de acceso, zonas de padrón, etc.) que no siempre son positivas. También, apunta, la segregación puede incidir en la manera de socializar del alumnado, por ejemplo en aquellas regiones donde hay itinerarios lingüísticos, como puede ocurrir en Quebec y Ontario.

A pesar de que innovación es un concepto muy manoseado, sostuvo Gortazar, es consustancial al ser humano y a la voluntad de mejorar y progresar y a la educación. El reto que tienen los sistemas educativos es cómo escalar las innovaciones que ya están sucediendo a nivel local, en los márgenes del sistema. De alguna manera debemos democratizar la innovación dirigida a compensar las inequidades de los sistemas educativos. Algo en la línea del proyecto de Brookings Institution, “Millions learning”. Para ello, debería existir una financiación dirigida específicamente a la innovación.

Atendiendo al sistema educativo español, apuntó que no hay acuerdo sobre si es o no un sistema equitativo. La mayoría de los países eligen entre conseguir que todos los alumnos adquieran unos conocimientos mínimos o promover la excelencia, y por tanto motivar a los alumnos de alto desempeño. Sin embargo, en España nos conformamos con un sistema que no destaca ni en equidad, ni en excelencia.

Debemos atender a lo que denominó las “hernias fundamentales” del sistema educativo español: alto abandono escolar, repetición y segregación. El primero de los indicadores ha caído durante la crisis en todos los grupos excepto en los de renta más baja, que tampoco han empeorado los resultados. En segundo lugar, la repetición aumentó en un primer momento durante la crisis y luego disminuyó, exceptuando de nuevo a los sectores más desfavorecidos, donde se ha mantenido estable. La tercera es la segregación del sistema. Hasta los dieciséis años tenemos, en teoría, un sistema inclusivo y comprensivo para todos, sin embargo tenemos escuelas muy homogéneas desde el punto de vista socioeconómico, lo que provoca una red de escuelas fragmentada y segregada. En ese sentido, explica que “un sistema educativo igualitario y de calidad tiene que ser como una terminal de aeropuerto, que quepan distintos aviones y que cada uno vuele como pueda, pero que luego todos tengan una pista de aterrizaje”. La solución al problema de la equidad es también la solución al déficit de excelencia de nuestro sistema. Como nota positiva concluye que en las regiones donde más ha afectado la crisis es donde más ha disminuido la repetición y el abandono, de manera que en ocasiones con menos recursos hemos conseguido mejores resultados. 

Lucas Gortazar (Bilbao, 1986) es Consultor de la Práctica Global de Educación del Banco Mundial para la región de Europa. Es Investigador doctoral de la UPV/EHU, miembro del Proyecto Atlántida y Coordinador del Ciclo de Educación de Politikon.»

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