Evaluar para aprender

#CalmarEdu nº77. La reflexión y el diálogo sobre la evaluación es pensar en los fines de la educación. Reflexionar sobre la evaluación que queremos es una forma de reflexionar sobre la educación que queremos.

Mucho se habla sobre evaluación y en apariencia todos los docentes sabemos “en teoría”, como debemos llevarla cabo: nos basamos en unos determinados criterios de evaluación, que se consideran los indicadores válidos para la adquisición de la competencia y también para la consecución de los objetivos propuestos.

Pero realmente, ¿hacemos lo que se dice en nuestro currículo? ¿hacemos lo que decimos, lo que exponemos? Autoevaluación, heteroevaluación, coevaluación.

La evaluación que llevamos a cabo ¿Es justa? o bien, caemos en el tópico de ¿evaluación es igual a calificación? ¿Decimos una cosa y hacemos otra?

¿Que se oculta en esta cuestión?

La percepción de nuestro alumnado sobre la evaluación que hacemos de su aprendizaje es que el peso de la justicia, de la objetividad de su trabajo, lo ponemos en la calificación, seguramente de un examen, de una prueba memorística de contenidos, de la medición de su actitud y tareas en el aula o en casa. Pero evaluar no es hacer exámenes y estudiar o memorizar no es aprender (José Blas García). En el alumnado se inserta la cultura o la preocupación del ¿qué he sacado? Y no del ¿qué he aprendido?

“Dime qué y cómo evalúas y te diré qué y cómo enseñas”. (Neus Sanmartí, 2007)

Paremos, reflexionemos, y lleguemos a un debate conjunto en los centros, en los claustros, en las administraciones, partiendo de ¿qué es evaluar? ¿Para qué utilizamos la evaluación?

Tenemos claro que la evaluación es el motor del aprendizaje (Neus Sanmartí, 2007) ya que de ella depende tanto, el qué y cómo se enseña, como el qué y cómo se aprende. Se parte de la premisa de que, “si se ha enseñado, se ha aprendido” y por ello, “es digno de ser evaluado”,

¿Partimos de una premisa real? ¿Todo lo que se enseña se aprende?

Evaluar es un proceso necesario e imprescindible, entonces busquemos la relación adecuada entre, evaluar para (es) aprender y aprender (es) para evaluar y desembocará en una relación cuya finalidad sea la de MEJORAR, el punto de partida, el desarrollo del aprendizaje y dónde hemos llegado, es decir, la meta del aprendizaje.

Si la evaluación está al servicio de la mejora ¿Para qué utilizamos la evaluación?

Si la utilizamos como valor de cambio lo único que importa es aprobar (calificar) pero si realmente la utilizamos como valor de uso lo que importa es el aprendizaje. (Santos Guerra)

Conceptos también bautizados como evaluación sumativa de carácter social que tiene la función de selección y orientación del alumnado y la evaluación formativa, de carácter pedagógica, reguladora orientada a identificar los cambios para regular el proceso de enseñanza y ayudar al alumnado en su propio proceso de construcción del conocimiento (Neus Sanmartí).

En esta construcción y recorrido del proceso tenemos elementos claves a considerar como: el valor educativo del error, la motivación, la diversidad de instrumentos para registrar ese proceso evaluativo, el currículo, la organización escolar…, porque la evaluación hay que considerarla como parte del proceso no como el fin de ese proceso.

Seamos fieles a nuestro discurso ¿qué hacemos realmente? ¿Cuál es la realidad evaluativa de nuestro centro?

Si hablamos de los protagonistas en este proceso, ésta es una realidad diversa y con esta realidad debemos caminar hacia un compromiso de implicación de todos, en el que el cambio en la práctica de los docentes, implique un cambio en la acción del alumnado dentro del aula y por tanto, desemboque en un cambio de la evaluación, de todos para todos y entre todos, creando la llamada CULTURA EVALUATIVA, que tenga en cuenta la inclusión, la diversidad del alumnado, los distintos ritmos de aprendizaje, las diferentes capacidades de aprendizaje…

Sólo se producirá el cambio deseable cuando todos los miembros de la realidad de esa organización generen el conocimiento común, creado a partir de la acción compartida y el diálogo, sólo así será eficaz. (Fernando Trujillo)

Y para ello, la formación, la reflexión, la investigación y la acción compartida podrán cambiar la realidad de la evaluación y transformarla en la mejora continua del aprendizaje para que ésta SEA UN HECHO y no sólo un dicho, sea un MEDIO y no un fin.

Sofía Deza es maestra de educación infantil y primaria, y actualmente, directora del Centro CEIP Clara Campoamor (Huércal de Almería). Colaboradora con los  Centros de Profesorado de la provincia en temáticas como la lectura y la escritura en las primeras edades, el Aprendizaje Basado en Proyectos, el aprendizaje cooperativo, las matemáticas en la vida cotidiana, tutora en varias convocatorias de ABP INTEF, de formación en línea… y miembro del Equipo de Coordinación  Pedagógica del Proyecto Lingüístico de Centro de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.