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Actuar de manera competente es hacerlo en base a valores

#CalmarEdu nº57. Ser competente es ser capaz de movilizar conocimientos en situaciones conocidas o novedosas. Sin conocimiento no hay aprendizaje competencial, sin valores no hay aprendizaje competencial.

La competencia es un término de múltiples componentes (Tejada, 2005), alude a  conocimientos, procedimientos y actitudes combinados, coordinados e integrados en el ejercicio profesional y definibles en la acción. Planteamiento que coincide en lo fundamental con lo expuesto en nuestra legislación y el sentido que se da a las competencias la Unión Europea (Ferrer, 2011).

Es preciso desarrollar un conocimiento sustantivo para manifestarnos competentes, eso permite actuar con pertinencia ante situaciones conocidas o novedosas. La médico competente, el jardinero, el músico, cualquier área de pericia, requiere movilizar conocimientos de base. Sustentados en una investigación pionera, Leinhart y Greeno  (1986), explican que la pericia o competencia docente está conformada por el conocimiento del área, por ejemplo, matemáticas, lengua o música y, por otra parte el conocimiento pedagógico que comprende el dominio de recursos didácticos para gestionarlo, por ejemplo, la didáctica en geografía difiere de la didáctica de idiomas. Al considerar que sin conocimiento no hay aprendizaje competencial, trascendemos al conocimiento inerte en el significado que da Whitehead (1965/1929), aquel que puede residir en la memoria, pero no tiene sentido propio para la persona. Aquí se refiere al conocimiento significativo que tiene asidero en la memoria semántica (Ausubel, 2009). Es el saber que tiene sentido para la persona, cuyo cuerpo de conocimientos se va estructurando cada vez más con la experiencia. Este conocimiento significativo, organizado, es la base para el aprendizaje competencial. Los estudios de diferencias experto novato arrojaron luz sobre el aprendizaje, al representarlo como un proceso que se da en el tiempo, la persona diestra es competente y esta competencia se incrementa a partir de la experiencia y con el fundamento, en la memoria semántica que Ausubel (2006) vislumbró como aprendizaje significativo. El conocimiento por tanto se manifiesta como un elemento fundamental para aprende a ser competente.

Para tratar las competencias, es preciso aludir a los valores, el ejercicio de una competencia debe estar guiado por un marco de referencia axiológico que orienta la acción de la persona, eso determina la rectitud de las acciones. Es un tema de la ética, porque orienta la acción, devela, transforma a la persona para hacerla consciente de los motivos de su comportamiento (Cortina, 2013). Si ser competente es ser capaz de movilizar conocimientos en situaciones conocidas o novedosas, eso implica la elección de una actuación, y dilucidar cuál de ellas es una acción moral sustentada en los valores que se profesan. Actuar de manera competente es hacerlo en base a valores. En el conocimiento público abundan ejemplos, Joseph Menguele, el conocido médico nazi, era un profesional con dominio de su área, pero, con un marco de referencia ético que infravaloraba la dignidad humana, elegía terminar con la vida de las personas que él requería para sus estudios. Pero los valores también guían la actuación del profesional que decide poner al servicio de un fin altruista sus conocimientos y, por ejemplo, presta servicio en Médicos sin Frontera. Entonces, se puede afirmar, que sin conocimiento no hay aprendizaje competencial, sin valores no hay aprendizaje competencial.  

Referencias

Ausubel, D. P. (2009). Adquisición y retención del conocimiento: una perspectiva cognitiva. Barcelona: Paidós.

Cortina, A. (2013). La ética (1a edición). Barcelona: Paidós.

Ferrer, A. T. (2011). Análisis de las competencias básicas como núcleo curricular en la educación obligatoria española. Bordón. Revista de pedagogía, 63(1), 63-75.

Leinhardt, G., & Greeno, J. (1986). The cognitive skill of teaching. Journal of educational psychology, 78(2), 75.

Palmero, M. (2011). La teoría del aprendizaje significativo: una revisión aplicable a la escuela actual. IN. Investigació i Innovació Educativa i Socioeducativa, 3(1), 29-50.

Tejada-Fernández, J. (2005). El trabajo por competencias en el prácticum: cómo organizarlo y cómo evaluarlo. Revista electrónica de Investigación educativa, 7(2), 1–31.

Whitehead, A. (1965). Los fines de la educación y otros ensayos. Buenos Aires: Paidos, Primera edición 1929. Recuperado a partir de https://goo.gl/eGX852

 Yanette Molina: Universidad Internacional de la Rioja, UNIR
 
Aquí puedes leer las 101 propuestas y otros artículos como este. Este artículo forma parte de la reflexión conjunta del proceso Calmar la Educación. Seguiremos publicando otras opiniones de personas relevantes del mundo educativo. Queremos generar un espacio de debate plural y abierto a todas las personas interesadas en la transformación educativa.
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