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Calmar la Educación: un proceso riguroso y calmado

El proceso #CalmarEDU se inició en 2016 habilitando la página web de la AEA para que  cualquiera que se sintiera afectado pudiera formular las preguntas que considerase relevantes sobre la educación en España. Partimos del convencimiento de que quien pregunta decide. Nadie tendría que contestarlas, o mejor dicho, todo el mundo podría hacerlo.

El objetivo del proceso “Calmar la educación” es el diálogo educativo considerado como un fin en sí mismo. Existen otras iniciativas loables que buscan el diseño de una agenda transformadora. Como hay instituciones que promueven que la aportación de la ciudadanía no puede quedarse exclusivamente en el diseño de la misma. Las condiciones del proceso que iniciamos eran que el diálogo respondiera a preocupaciones sentidas, definidas sin restricciones por los participantes.

Recibimos cientos de preguntas que nos sirvieron para identificar los temas más destacados. En su mayoría, estas cuestiones eran, cuando menos, complementarias de la visión que reflejan habitualmente los medios de comunicación y las intervenciones políticas.

A partir de ellas construimos un primer documento con 100 preguntas. Los temas recogidos incidían mayoritariamente en una visión macro cercana a la política educativa. En menor medida abundaban en el funcionamiento de los centro y, muy excepcionalmente, en el micro, en la práctica docente en el aula. Estos resultados eran plenamente coherentes con los objetivos iniciales del proceso. Sobre este texto abrimos un primer debate a través de las redes sociales

Además, sometimos estas 100 preguntas al escrutinio de grupos de debate presenciales, a través de una desconferencia en la que movilizamos a 150 personas; desde alumnos a partir de los 15 años, a políticos y profesionales de la educación de todos los ámbitos y etapas, pasando por padres y empleadores, siempre buscando la presencia del mayor número posible de actores y sensibilidades. Los trabajos de estas mesas se publicaron en la web de la AEA de manera detallada.

Con los resultados del análisis de las propuestas de estos grupos hicimos un segundo documento con “95 propuestas para pensar en educación”. Enriquecimos este texto con la selección de 200 enlaces que conducían a documentos educativos de referencia, que servían para contextualizar las propuestas y facilitar su comprensión.

El contenido de estas 95 propuestas se divulgó por las redes sociales y, lo que es más importante, se discutió durante seis meses en una plataforma digital creada a estos efectos. En este foro se recibieron más de 4.000 aportaciones, el 20% de las cuales procedía de América.

Este extenso material fue revisado por grupos de la AEA, fruto de cuyo trabajo es el documento: “Calmar la educación. 101 Propuestas”. La existencia de posibles inconsistencias internas, o de temas desigualmente representados es una consecuencia asumida de la metodología aplicada. El único objetivo del texto era dar continuidad al debate. Prescribir o sistematizar los problemas sería, en su caso, tarea de otras iniciativas.

A continuación se abrió una nueva etapa en la que han participado los socios de la AEA y cien colaboradores a los que pedimos que escribieran un breve post comentando estas propuestas. Desde el principio se hizo especial hincapié en recordar que, en ningún caso, participar en el proceso significaba necesariamente ningún grado de identificación con las propuestas de debate en él recogidas, ni siquiera con la visión del  proyecto. El objetivo del proyecto se agota en la discusión.

En la selección de los ponentes no sólo buscamos la competencia profesional, sino, de manera especial, la integración de perspectivas distintas desde las que mirar a la educación. Hay muchas voces de maestros y profesores, pero también las hay de padres, y de consultores, políticos, empresarios, médicos, arquitectos, informáticos o académicos… Como la salud no pertenece sólo a los médicos, la ciencia a los investigadores, o las empresas a los inversionistas, la educación no pertenece sólo a los docentes. La educación es un proyecto común. Nadie sobra en el debate educativo.

También hay que reconocer las debilidades del proceso; así, pese a los esfuerzos por ensanchar el debate apenas hemos podido acceder a los protagonistas de la educación: los alumnos, muestra posiblemente de la principal restricción en cualquier reflexión sobre el sistema educativo. Escuchar a los que aprenden es por lo menos tan importante como hacer evidente al resto de la sociedad su papel en la educación.

Los post han sido publicados a lo largo de un año en la página de la AEA, y difundidos en las redes sociales con el hashtag #CalmarEDU. Con ello hemos alcanzado el objetivos fundamentales del proceso “Calmar la educación”: ensanchar espacio del debate educativo y hacer evidentes cuestiones que, aun cuando afectan decisivamente al aprendizaje de los menores, son ignoradas con frecuencia.

El siguiente paso consiste en publicar este libro que reúne los 130 comentarios recibidos. Su lectura, creemos, será de utilidad para cualquiera que quiera tener una visión espontánea de la educación en España.

Es de ley dar las gracias a todos los colaboradores por sus aportaciones, al igual que reconocer la calidad de sus artículos. Con la metodología abierta que se ha aplicado es inevitable, incluso deseable, que se recojan en los artículos reflexiones contradictorias entre sí, o que se repitan los tópicos del debate ideológico habitual. No se trata de ocultar voces, sino de añadir nuevas. Estas “incoherencias” forman parte de la riqueza y del interés del proceso, que pretende ser reflejo de distintas visiones sobre la educación.

Para dar forma al libro hemos hecho un juego: de cada post hemos seleccionado una palabra, creando un pequeño diccionario de emociones y experiencias educativas, sin otra pretensión que facilitar la visualización de algunas de las ideas recogidas. Las palabras elegidas ni agotan ni sistematizan el debate educativo, simplemente buscan provocar la lectura y organizar un debate abierto de manera asequible para cualquiera que tenga interés. Conscientemente se han ignorado las “palabras mágicas”, normalmente en inglés, que marcan las últimas doctrinas del cambio educativo. Aun siendo importante, no es el objetivo del proyecto participar en un debate sobre tendencias educativas. La academia tiene sus espacios y sus protocolos, como los tienen los tienen los colectivos profesionales, o las corporaciones y, como defendemos, deben tenerlos la sociedad civil, siempre desde el rigor y la honestidad.

Con este tesauro amateur, que cada uno de los lectores podrá glosar o desechar, damos por finalizados dos años de trabajos desde la AEA; como decíamos con anterioridad, con el objetivo primario de atraer la atención de la sociedad, incluyendo expertos y simples “aficionados”, hacia los temas educativos y facilitar una conversación abierta y reflexiva.

Para terminar, queremos, desde la Asociación Educación Abierta, dar las gracias a todos los que en estos años, leyendo, escribiendo o participando en los foros y redes, han dado forma a este espacio de convivencia que es “Calmar la educación”.

Seguimos.

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