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«Quizás no haya llegado el cambio radical prometido, pero la sociedad no se ha parado, la tecnología ha seguido sofisticándose para desafiar la elasticidad de los muros del aula.»

#CalmarEdu nº28. De acuerdo con su contexto, los proyectos de centro deben integrar las opciones de aprendizaje no formal e informal de sus alumnos/as.

¿Qué tienen que ver el do it yourself o hazlo tú mismo, el remix o remezcla, lo beta o imperfecto y el p2p o intercambio entre pares con la Educación?

Podríamos decir que son los nuevos mantras que la cultura digital ha legitimado como formas de aprendizaje informal que no sólo son válidas sino especialmente valiosas.

Pero sucede que estas maneras de aprender no son nuevas en sí mismas. Al contrario, son propias del ser humano, pero hasta ahora se escondían en los márgenes, en la periferia del sistema educativo, ya fuera porque lo que se aprendía no tenía cabida en lo formal o porque lo formal no tenía cabida para esos aprendices.

Gracias a la gran plaza pública que es Internet, aquello que durante mucho tiempo fue propio de lo marginal (la copia, la comunidad, el prototipo y el amateur) se hace visible con la dignidad que confiere lo auténtico.

Madrid, 19 de mayo de 2011.

Así comenzaba mi intervención en el TEDxUIMP el 19 de mayo de 2011. Fuera del auditorio, a escasos metros del Museo Reina Sofía donde tenía lugar, cientos de personas acampaban en la Puerta del Sol de Madrid en pleno espíritu 15M. Han pasado siete años de aquello y pocos avances vemos si nos asomamos a un centro educativo de enseñanza obligatoria en lo que parecía un cambio social global irreversible. Probablemente muchos pecamos de optimismo invadidos por cierta emoción colectiva, pero por otro lado siete años son apenas segundos en una institución que se justifica en sí misma con siglos de historia bajo las mismas estructuras de organización del espacio y tiempo escolar.

Quizás no haya llegado el cambio radical prometido, pero la sociedad no se ha parado, la tecnología ha seguido sofisticándose para desafiar la elasticidad de los muros del aula. El mobile learning desapareció del discurso tan pronto como los dispositivos móviles poblaron los bolsillos. Los contenidos en abierto se convirtieron en una commodity mientras que los usuarios inundaron las redes sociales. Una conjunción que condujo inevitablemente a la popularización de los MOOC y con ellos el acceso de millones de usuarios a un aprendizaje online masivo. ¿Y a qué tipo de aprendizaje sirven los MOOC? ¿Hablamos de aprendizaje no formal o informal? Sin duda, son formatos híbridos que vienen a evidenciar la delicada línea que existe para definir una experiencia de aprendizaje en uno u otro sentido. Podríamos decir que lo que no sucede en un aula formal es aprendizaje informal, pero también vemos cómo incluso lo informal adopta matices de lo formal simulando en lo posible estar frente a un curso con objetivos, con profesores, con evaluaciones, con informes de progreso, etc.

Pero no nos detengamos en disquisiciones terminológicas. Lo que parece claro es que la educación formal necesita de forma inteligente «aprender» y «aprehender» ella misma a partir de aquellos ingredientes de la educación no formal e informal que colaboran en el éxito de la experiencia para lograr el objetivo soñado: la mejora del aprendizaje. ¿Cuáles son estos elementos? Si algo hemos aprendido en los últimos años con la penetración afectiva de internet en la vida cotidiana es que mucho tienen que ver con partir de aspectos motivacionales con narrativa propia, con la colaboración como vía de crecimiento, con la inclusión de lo lúdico como disparador del interés, con la permeabilidad de terceros agentes de proximidad más allá de la tríada docentes/familias/niños (desde un proyecto municipal a un panadero del barrio), con la participación del cuerpo en el espacio, con el reto como método de evaluación y no exclusivamente de nota, etc.

No cambiaremos el mundo ni iniciaremos una revolución, pero probablemente sí que ayudaremos a nuestros alumnos a construir mejor su lugar en el mundo, un mundo donde lo formal y lo informal se desdibuja. ¿Qué tal si nos sentamos a programar haciendo el esfuerzo de valorar hasta qué punto podemos incluir algunos de estos elementos en nuestra próxima práctica de aula?

Tíscar Lara: Directora de Comunicación de la Escuela de Organización Industrial, donde ha impulsado proyectos de Mobile Learning y Conocimiento Abierto como Vicedecana de Cultura Digital. Anteriormente fue profesora de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid y lleva desde el año 2000 formando a diversos colectivos en el desarrollo de competencias digitales profesionales.

En los últimos años ha sido distinguida como una de Las TOP 100 Mujeres Líderes de España en 2011 y 2012 y destacada por diversos rankings entre las 40 mujeres más influyentes en nuevas tecnologías y las 30 personas más importantes de Twitter. Como investigadora, ha desarrollado su carrera académica como Visiting Scholar en la Graduate School of Education de la Universidad de Harvard en 2003 y como Special Reader en el Laboratorio New Media Lab de UCLA 1998-9.

Aquí puedes leer las 101 propuestas y otros artículos como este. Este artículo forma parte de la reflexión conjunta del proceso Calmar la Educación. Seguiremos publicando otras opiniones de personas relevantes del mundo educativo. Queremos generar un espacio de debate plural y abierto a todas las personas interesadas en la transformación educativa.
 
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