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AEA Entrevistas a directores

«El curriculum debe ser un instrumento, no un fin en sí mismo». Entrevista con Cristóbal Calero, Director del Colegio Cardenal Spínola (Madrid)

Como parte del proyecto #EntreDocentes, con el que pretendemos
fomentar la transformación de los centros educativos facilitando el acceso a experiencias exitosas de cambio, a recursos educativos y promoviendo la colaboración entre los centros, hablamos con Cristóbal Calero, Director del Colegio Cardenal Spínola (Madrid)

Cristóbal Calero es director del Colegio Cardenal Spínola de Madrid. Estudió Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), especializándose Fenomenología Existencial y en terapia Familiar y Enfoque Sistémico. En el año 2000 comienza su andadura en el colegio como orientador; simultaneándo esta actividad desde 2005 con la de jefe de estudios de Infantil y Primaria. En el año 2008 es nombrado directo del colegio. En este tiempo ha participado como testigo privilegiado y parte activa en la transformación global de nuestro colegio hacia una escuela inclusiva, amable, reflexiva y transformadora, gracias al empuje y determinación de la Congregación de las Esclavas del Divino Corazón y la Fundación Spínola.

 ¿Ofrecéis un currículo para el aprendizaje permanente a lo largo de la vida?

El currículo en todo caso debe responder a las necesidades vitales de las personas y de la sociedad. En nuestro caso, como escuela católica, además creemos que debe ofrecer, no sólo el aprendizaje permanente, sino también la capacidad de compromiso ético con la sociedad y el mundo para transformarlo en un lugar mejor para todos. Para lograrlo, el currículum debe ser un instrumento y no un fin en sí mismo. El currículum debe darnos las oportunidades de trabajar los derechos humanos, las competencias básicas, la compresión del mundo en su globalidad y la capacidad de aprender, adaptarse y transformar su realidad. Para ello, todos nuestros alumnos desarrollan proyectos en los que son protagonistas y agentes activos de su aprendizaje. Además, están involucrados desde los primeros años de la E. Primaria, en proyectos de Aprendizaje y Servicio, transformando sus entornos más cercanos. Viven en un entorno inclusivo, cercano y amable. También ejercen como padrinos de lectura, matemáticas y de etapa en distintos cursos, aprendiendo a empatizar con los demás y a vivir en amistad y solidaridad.

 

Todos estos elementos son verticales y troncales en nuestra escuela, de modo que puedan garantizar que,todo lo aprendido desde el currículo, tiene una dimensión real en la vida.


¿Utilizáis alguna herramienta para la evaluación del profesorado y para promover el aprendizaje colaborativo?

Todo el profesorado tiene distintas herramientas de evaluación de su práctica docente. Desde las más objetivas: medición de resultados, áreas de mejora y medidas correctoras para lograr el éxito de todos los alumnos; hasta las más sugerentes y creativas: peer coaching, coaching, jornadas de buenas prácticas, puertas abiertas, critical Friends… que permiten, además de medir, inspirar, colaborar y elevar las expectativas de todos los componentes del claustro.

Por otro lado. desde la entrada en nuestra escuela, todo el alumnado trabaja en equipos cooperativos, poniendo especial atención en que los alumnos aprendan a cooperar y desarrollen las actitudes necesarias para ello. Del mismo modo, todo el profesorado trabaja continuamente en clave cooperativa, lo que nos permite vivir como una realidad el hecho de que cooperar nos hace a todos mejores.

¿Cómo involucráis a las familias y a otros actores en la evaluación del centro?

Este es un factor esencial para nuestra escuela. Trabajamos como una comunidad de aprendizaje, donde las familias son una pieza esencial del engranaje. Además de su participación educativa, muy intensa, en talleres de padres, proyectos, excursiones… hay comisiones mixtas formadas por alumnos, profesores y padres que se encargan de tomar decisiones importantes sobre el centro, apoyando la mejora de aspectos esenciales del mismo y haciendo a toda la comunidad partícipe de su logro. Además, estamos comenzando a tener las primeras experiencias de participación de las familias en la evaluación de los alumnos, con un éxito rotundo, que nos abre un nuevo horizonte de evolución.

¿Es posible que estemos generando un discurso de deseabilidad social sobre cambio educativo y no exista la intención de transformación?

Sí. Sabemos que hay que cambiar, pero aún no tenemos muy claro ni por qué, ni, especialmente para qué. El cambio educativo tiene sentido, en primer lugar, porque la sociedad (es una evidencia) se ha transformado en menos de dos décadas de manera global. Las competencias académicas y, sobre todo, humanas, que se necesitan para la sociedad de la información son diferentes cualitativa y cuantitativamente. La conciencia de diversidad humana y la necesidad de aprender a vivir todos juntos compromete, no sólo nuestro mejor vivir en la tierra, sino nuestra propia supervivencia como especie. Por tanto, es muy necesario que todos seamos capaces de reflexionar nuestros “por qué” y “para qué” de la educación y comprendamos el sentido del cambio.

 

En nuestro caso particular, cambiamos para poder seguir siendo los mismos, para poder responder mejor a los deseos y sueños de nuestros Fundadores, y para poder dar una respuesta real, eficaz y humana, desde el Evangelio, a la sociedad de hoy. Desde ahí, todo tiene sentido en nuestra escuela y el cambio se vive como un elemento natural de nuestro hacer, nuestro pensar, y nuestro vivir.

¿Es el aula un lugar para aprender sobre lo que “nos” pasa?

El aula es un espacio que, en su concepto tradicional, sólo tiene límites y barreras para el aprendizaje real. La cuestión no sólo tiene que ver con trascender el aula, saliendo de ella para aprender en espacios naturales, reales y auténticos, sino que es aún más necesario transformar el concepto de espacio en la propia aula. El diseño de cada acto educativo, la forma en que se acerca a los alumnos a los aprendizajes, los agrupamientos… todo debe gravitar para que el aprendizaje sea significativo y para todos.

 

Además, este espacio, en sí mismo, acaba configurándose como un tercer profesor que, al modo que hacen los museos, enseña, muestra y estimula por sí solo.

¿Es vuestro centro accesible a los alumnos fuera del horario escolar?

Sí. Si bien este es un área en la que nunca se deja de crecer, es muy importante ofrecer posibilidades y alternativas a nuestros alumnos para permanecer en un entorno que les ayuda, les da seguridad y les apoya. El deporte, los grupos de Fe y otras alternativas son la excusa para que siempre haya luces encendidas en el colegio hasta bien entrada la noche.

¿Estimuláis y favorecéis el desarrollo autónomo de los alumnos?

Una de las características más importantes a desarrollar en nuestros alumnos si queremos que estén preparados para este mundo global y cambiante es la autonomía.

 

Ser capaces de pensar con calidad, crítica y creativamente, hacerse (y hacernos) preguntas importantes, cuestionar sus creencias, ser conscientes de lo que piensan y por qué lo piensan son algunos de los elementos fundamentales de esta autonomía.

Previamente nuestras creencias nos hacían pensar que un alumno autónomo era el que rellenaba la agenda, cumplía con sus deberes y estudiaba solo a diario. Estas habilidades sólo servían en la escuela y acababan muy a menudo en fracaso al cambiar de contexto. Hoy sabemos que si logramos autonomía y calidad en el pensamiento y, además, desarrollamos la capacidad emprendedora de cada uno, estamos garantizando una autonomía real, transferible a cualquier otro contexto. Otro rasgo fundamental para el desarrollo de la autonomía es el trabajo en el conocimiento y control de las propias emociones; ser consciente de la influencia de las mismas en nuestras decisiones nos permite saber cuándo estamos disponibles o no para tomar buenas decisiones sobre nosotros y sobre los demás.

¿Aprovecháis al máximo las oportunidades que ofrecen la Red y las redes sociales?

Es muy difícil hacerlo. Las posibilidades de las redes sociales y de internet son infinitas. Nunca es posible explotarlas al máximo. Sin embargo, hemos encontrado en ellas grandes oportunidades para que la información, el conocimiento, la colaboración y la expresión encuentren un soporte más, el más actual y más demandado. Todas las escuelas aún debemos crecer mucho en el buen uso de todas estas maravillosas herramientas. Es necesario también que seamos capaces de reflexionar con rigor sobre cómo hacer de ellas verdaderas herramientas al servicio del aprendizaje y de la construcción de un mundo mejor. En ese momento, las escuelas volveremos a estar a la vanguardia de la sociedad.

¿Qué uso hacéis de espacios y servicios de empresas o de otros actores del barrio o municipio?

Al configurarnos como comunidad de aprendizaje, todos los actores del entorno se hacen esenciales. Hemos descubierto que están deseosos de participar y lo hacen con gran entusiasmo si les damos la oportunidad. Nuestra posición en el distrito dificulta mucho, geográficamente, esta participación, lo que nos ha llevado a buscar oportunidades en espacios muy amplios, especialmente con prácticamente todas las universidades de la ciudad, otras escuelas y organizaciones educativas.

 

La interacción con cuantos más agentes posibles genera múltiples oportunidades de apoyo y mejora en el centro. En concreto, de modo muy especial, ha tenido una gran repercusión en el desarrollo del programa de acompañamiento vocacional a nuestros alumnos de secundaria, que se han beneficiado de una amplia red de empresas donde han podido disfrutar de prácticas reales y cruciales para sus tomas de decisión.

¿Disponéis de entornos virtuales de aprendizaje?

Es una necesidad a la que cada vez damos una respuesta más sólida. Además de los porfolios de aprendizaje y de etapa (incluyendo orientación vocacional), los blogs de aula, herramientas digitales de todo tipo donde compartir conocimientos (plataformas, alojamientos digitales, aplicaciones…), el uso de las flipped classrooms… todos estos elementos acercan la experiencia a las competencias de los alumnos, a sus experiencias de la vida real y enriquecen de manera decisiva las formas de aprender, garantizando, una vez más, que el aprendizaje pueda llegar a todos los alumnos, y nuestra escuela, un lugar para crecer.

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