«En la escuela del siglo XXI los docentes queremos hacer valer una máxima: que el espacio educa.»

#CalmarEdu nº67. El espacio natural de aprendizaje de los docentes es el centro, y la forma, entre pares, dentro de un proceso colaborativo y sujeto a mentorización.

¿Cuándo nos hemos preocupado el profesorado sobre cómo se deberían decorar los centros? ¿Alguna vez nos han dejado decidir al profesorado sobre el diseño de nuestros centros educativos o de nuestra aula? Muchas más preguntas se agolpan y todas las respuestas a este tema estarían más ligadas a que este aspecto es un tema ajeno a nuestra condición de docentes y siempre ha correspondido a los profesionales dedicados a ello como los arquitectos, ingenieros, electricistas, fontaneros, pintores, albañiles, etc.

Por tradición o como una idea sin posibilidad de discusión, el profesorado se tenía que dedicar solo a enseñar. Los proyectos de centro no han dedicado mucho tiempo a diseñar espacios escolares y los que había correspondían, y todavía hoy día corresponden, a un estilo de enseñanza tradicional, favoreciendo la realización de tareas y actividades disciplinares, con metodologías que ponían el acento en un modelo transmisivo del conocimiento.

Hasta hace bien poco, no se nos hubiera ocurrido entrar a valorar el diseño de los edificios y de las aulas. Sin embargo, hemos descubierto la importancia de los espacios docentes y escolares empezando a valorar la necesidad de que los profesionales de la construcción y decoración de los centros, trabajen de manera conjunta  con el profesorado.

El modelo de aula que hemos tenido, nos venía dado y correspondía a un estándar  de mobiliario, su aspecto normalizado se correspondía con una mesa del profesor sobre una tarima elevada, la pizarra en una de las paredes, con mesas y sillas y quizás algún corcho en alguna de las paredes. Pero, ¿qué ocurriría si el alumnado no tuviera por qué tener una mesa individual con su silla? ¿Y si ponemos cojines en un rincón para sentarse?, o ¿en otro lugar ponemos unas gradas y las mesas están agrupadas en otro rincón?, o ¿hay grandes mesas redondas en las que el alumnado trabaja en grupo? Por qué no pensar en la función que tienen las paredes como elementos de fragmentación y permitimos una opción más flexible, con mamparas de manera que separen espacios más grandes según las actividades a realizar, o que se pongan paredes de cristal, lo cual dará otro aspecto más abierto y diáfano

En la escuela del siglo XXI los docentes queremos hacer valer una máxima: que el espacio educa. Y ese espacio escolar tiene que ser integrador, que favorezca el encuentro y la creatividad y permita trabajar de manera interdisciplinar. Así las aulas tienen que ser espacios más amplios, modulares y flexibles, con gran importancia para la luz y el color. Que favorezcan trabajar de manera colaborativa y así se puedan realizar tareas diferentes dentro del mismo aula. Los rincones del centro, los pasillos, el patio escolar, en definitiva, todo el edificio debe estar en sintonía con el proyecto educativo de centro.  

En esta escuela el profesorado trabaja en equipo, interviniendo varios al mismo tiempo en los espacios-aula, donde los horarios se acomodan a un trabajo más ligado al desarrollo de proyectos.

Empezamos a conocer centros que han modificado su arquitectura en función de sus proyectos educativos de centro, más centrados en el alumnado como sujetos activos del aprendizaje, en vez de en un modelo en el que el profesorado era el centro del aula.

Desde 2012 se ha puesto en marcha el proyecto Future Classroom Lab, el Aula del Futuro un proyecto de los Ministerios de Educación Europeos que como se indica en la web tiene ”el objetivo de llamar la atención, entre otros, de responsables políticos, proveedores de tecnologías, docentes e investigadores educativos para:

– Reflexionar sobre la forma en la que las tecnologías pueden apoyar el proceso de reforma educativa tanto a nivel nacional como europeo.

– Desarrollar talleres de formación, seminarios y cursos sobre cómo las tecnologías emergentes y las ya existentes pueden ayudar a transformar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

– Favorecer que las actividades de enseñanza y aprendizaje desarrolladas en el marco del Aula del Futuro tengan una adecuada difusión y se puedan integrar en las aulas.”

Acerca de Future Classroom Lab http://fcl.educalab.es/?page_id=84

Este Aula del Futuro tiene cinco zonas más un espacio interactivo en las que se podrán presentar los trabajos realizados, investigar, intercambiar, crear,  interactuar o desarrollar trabajos individuales.

Es un aula diseñada para ser un espacio que se pueda reconfigurar, con un equipamiento distribuido entre las diferentes zonas. La tecnología y el mobiliario está adaptado para poder realizar los diferentes tipos de tareas, facilitar la investigación y el trabajo STEAM.

Han surgido otros proyectos similares como el Reinvent The CLassroom (RTC) impulsado por las empresas MIcrosoft, HP, Smart, Intel, Grupo ae. Tiene un planteamiento similar al Future CLassroom Lab, en este caso proponen un espacio amplio con objetivos similares dividido en cuatro zonas: Maker, Thinking, Design y Stage.

Seguro que estas iniciativas van a necesitar de apoyos institucionales, con unas leyes que desarrollen estas propuestas educativas que vayan acompañadas de una memoria económica que permitan su implantación. Esperemos que se potencie una formación del profesorado que favorezcan los proyectos de innovación en los centros y el trabajo en red. Si no se ha empezado ya, podemos dar tiempo para empezar, no debemos tener prisa, tampoco es necesario esperar a tener grandes dotaciones. Hay posibilidades para trabajar con lo que ahora se tiene en cada centro porque el elemento más importante, el alumnado, no puede esperar y contamos con los mejores agentes para ponerlo en marcha, el profesorado. Pongamos en marcha otra máxima: con lo que tenemos podemos.

Isidro Vidal: docente y colaborador de AulaBlog.