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Enseñar a programar como oportunidad o amenaza

A partir de la próxima década habrá dos generaciones de jóvenes: los bilingües en tecnología y los analfabetos digitales. Serán casi dos castas separadas, con oportunidades y lastres que condicionarán su futuro. La batalla se está peleando hoy en las aulas de los colegios. Hay familias y colegios que llevan tiempo movilizados para equipar a sus niños con las competencias del siglo XXI. Otros colegios ni siquiera son conscientes de que están inmersos en una batalla y la están perdiendo. Se juegan que una generación de niños viva con un lastre el resto de su vida. Y se juegan el prestigio y tal vez la supervivencia de su propio colegio.

Un concepto que ha hecho mucho daño es el de los “nativos digitales”. Esa frase ingeniosa se ha convertido en la coartada para desentenderte de la educación tecnológica de tus niños. Esa dejación de responsabilidades va a crear una generación de “analfabetos digitales”. ¿Qué tiene que ver ser consumidor de tecnología con entender cómo funciona?. Mientras que hay niños que llegarán a la juventud pegados al Whatsapp o a las redes sociales como antes se pegaban a la tele, otros llegarán sabiendo programar con Java. Y no es lo mismo.

 

 

Y sí, un niño de 12 años puede programar en Java, aunque sean cosas sencillas. No es teoría. Conozco a varios, uno de ellos mi propio hijo. Para mí es una tranquilidad. Sé que las capacidades que mi hijo ha entrenado desde pequeño le sitúan con ventaja para acceder a un conjunto de profesiones con las que no tendrá problemas para ganarse la vida. Pero no es solo una cuestión práctica, también es una cuestión de realización y felicidad.

Desde bien pequeño mi hijo y otros muchos niños como él han descubierto una vocación tecnológica y están disfrutando con ella. Si queremos que un niño desarrolle a fondo su capacidad musical debe comenzar cuanto antes. Si queremos que curse estudios musicales, posiblemente la adolescencia ya es tarde. Con las vocaciones científicas y tecnológicas también hay que comenzar pronto. Ahora en cambio lo dejamos para cuando empiezan en la carrera. Es un tiempo perdido que no se puede recuperar.

Pero no se trata solo de crear una camada de ingenieros. Mi hija ha tenido las mismas oportunidades educativas que mi hijo y sin embargo no siente la llamada de la ingeniería. No importa, yo estoy encantado, y creo que ella también, de que haya estudiado programación.

La programación es lógica y creatividad y esfuerzo. La mentalidad del ingeniero de dividir un problema en partes manejables y organizadas es válida para un ingeniero pero también para un directivo, el creador de una start up o el director de un colegio o un médico. Para cualquier profesión. Incluso si eres un estudiante.

Mi hija ha resultado ser una gran estudiante. Encarna esa lógica, esa creatividad y ese esfuerzo que entrenas con la programación aplicada a los estudios escolares. ¿Hubiera pasado lo mismo sin la formación en programación que recibió de pequeña?. Tal vez. Pero si yo volviera atrás por si acaso no cambiaría nada.

Sin duda, mis hijos son unos privilegiados. Han disfrutado de una educación temprana y muy avanzada en tecnología. Haber aprendido programación les diferenciará toda su vida de la mayoría de sus coetáneos. Pero, ¿hubieran tenido esa ventaja si hubieran dependido solo de la educación de su colegio? No. En absoluto.

Hay algunos colegios muy activos en la educación tecnológica. Sus alumnos disfrutarán de las mismas ventajas que tienen mis hijos. Y cada vez son más.

Pero todavía hay colegios anclados en el siglo pasado. Son colegios que enseñan a los niños a quitar y sacar un pen drive de forma segura. Y a los niños, claro, les entra la risa. Lo malo es que esos colegios tienen la conciencia tranquila porque están dando “informática”.

Los mejores colegios, los que ya son punteros, buscan mejorar. Algunos nos han pedido llevar la programación a niños de edad infantil. Otros convertir la programación en una herramienta transversal para las asignaturas de Matemáticas, Lengua o Ciencias. O piden ayuda para que sus niños aprendan domótica, seguridad o internet de las cosas. Casi nada. Armamento nuclear en la batalla por el prestigio.

Los atrasados en cambio utilizan sus energías en desplegar un buen catálogo de excusas. Las más habitual es la de “Yo esto ya lo tengo controlado, no necesitamos nada más”. Eso se lo he oído decir incluso a un profesor de tecnología que no sabía como funcionaba un simulador de Arduino, vaya crack. O la del director pedagógico que dice que “de momento tenemos otras prioridades”. Tal vez su problema es que no sabe nada de este mundo y por eso no le parece importante. O el director que no quiere asumir riesgos con cosas tan nuevas. Cuando sean cosas vistas y sabidas le habrán pasado por la derecha la mayor parte de los colegios. Frente a los misiles nucleares de los otros, palos y piedras: “Pero estamos bien así, gracias”.

Sin embargo, si de verdad se desea, hacer ese cambio es fácil.

La barrera no es financiera. Con ordenadores obsoletos o teléfonos prestados por las familias se pueden hacer maravillas. Una dotación tecnológica de última generación no supondría más de un 1% del presupuesto de un centro. Es sobre todo cuestión de prioridades.

La barrera tampoco son los recursos educativos o la formación. Es cierto que las editoriales no ofrecen un libro con una solución llave en mano para la educación tecnológica, pero cada vez hay más recursos, muchos de ellos gratis, otros con el mismo coste de un libro de texto, que ayudan al profesorado a introducirse en el mundo de la enseñanza de la tecnología. Nosotros mismos tenemos como misión hacer más fácil la vida de los profesores que quieren entrar en ese mundo. Pero no somos los únicos. En Internet hay un mar de recursos. El que está interesado solo tiene que buscarlos.

La barrera para la transformación es sobre todo cultural.

El camino es largo y hacen falta grandes dosis de motivación y constancia. Para lograr esa transformación en las personas de una organización compleja como es un colegio es necesario tiempo y un claro compromiso por parte del colegio.

El cambio puede hacerse ahora si se tienen claras las prioridades. O dentro de unos años, con la fuerza que da la desesperación de verte a ti mismo y a tu colegio obsoleto y con el prestigio perdido, sobrepasado por el resto de colegios y por tus colegas de profesión. Claro que tal vez entonces puede que sea tarde.

En algunas comunidades autónomas la robótica es asignatura curricular obligatoria. Y creo que acierto si predigo que en poco tiempo le seguirán el resto. A día de hoy pocos colegios cumplen siquiera con lo más básico de ese currículo obligatorio. Pero hay colegios que se preocupan y están buscando soluciones. A otros en cambio, les da lo mismo.

¿Te plantearías siquiera no dar el currículo de matemáticas o física? Hablamos de materias que son al menos tan complejas como la robótica y la programación, así que si se ha logrado dar integrales no hay motivo para que no se llegue a dar Internet de las Cosas, que además es más práctico y divertido. A esos directores y profesores de tecnología que les da igual el currículo oficial les digo que en no mucho tiempo, tendrán un problema con las familias, que les exigirán que hagan algo. ¡No cumplir con el currículo oficial no es una opción! Dentro de mucho menos tiempo de lo que algunos piensan, las familias comprobaran que en otros colegios SÍ se cumple con el currículo y no entenderán por qué en el suyo no.

Los niños que estudien en esos colegios partirán con una desventaja ante la vida respecto a sus coetáneos de otros colegios más comprometidos con el futuro. La inmersión en la enseñanza de la tecnología no es difícil con la debida ayuda. El reloj corre pero todavía estamos a tiempo de elegir dónde queremos estar en los próximos años.

 

Antolín García

@ConMasFuturo 

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4 Comentarios

  1. Luis de María 8 septiembre, 2017

    Si un responsable de formación del profesorado advierte que no hay que conformarse con lo que se enseña en el colegio y que muchos de ellos no saben si quiera lo que les viene encima, podemos estar tranquilos de que las oportunidades de futuro de nuestros hijos dependen muy mucho del dinero y disponibilidad de los padres, cuyos hijos «privilegiados» pueden salir del colegio y entonces ponerse a aprender de verdad. Lo que dice es muy cierto. Pero muy deprimente que lo diga con ese desparpajo el director del centro de formación del profesorado. ¿Dónde esta su responsabilidad? ¿Cómo puede alengar a los padres a no conformarse con la eduación en los colegios cuando ésta es obligatoria? ¿Cómo puede estar hablando de que estas diferencias están creando dos «castas» de alumnos, cuando la razón misma de la enseñanza pública que le paga el sueldo y los «privilegios» de sus hijos, es la de garantizar la igualdad de oportunidades con independencia de tu situación socio-económica y cultural? ¿Cómo puede si quiera haber sido autorizado a publicar este artículo para restregar a tantos padres que confían en la escuela pública cuán privilegiados han sido sus hijos, a costa de los impuestos de los que no pueden acceder a estos privilegios?… Ya sabemos cuán alejados están las administraciones de las necesidades de los administrados, pero tampoco hace falta que encima se regodeen en unas fechas que todos estamos sufriendo el empezar de un nuevo curso carcelario en el que nuestros hijos se ven obligados a pasar horas de horas improductivas, que les aburren, atontan y desmotivan, para luego buscarnos las castañas para ver si aprenden algo útil, ilusionador y de provecho para su futura vida profesional una vez acaba su «jornada de trabajos pesados». Creo que no ha reflexionado lo suficiente sobre lo que esta diciendo y cómo lo esta diciendo, teniendo el puesto que tiene, tan sobrados van y tan intocables y superiores se sienten, riéndose del vulgo analfabeto que no ha tenido la «visión» (o sea, el dinero y el tiempo), de «privilegiar» a sus hijos con un elemento diferencial que nuestras escuelas, están tan lejos de ofrecer. Mientras tantos los niños en los coles haciendo fichas para construir las «o» muy redonditas. Una competencia que desde luego creará una «brecha» insalvable en su futuro.

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  2. Antolin García 11 septiembre, 2017

    Buenos días Luis.

    Lo primero, una aclaración importante. Una cosa es quien publica el artículo y otra cosa quien lo escribe. Al tratarse del blog de una asociación la publicación está centralizada pero podemos publicar cualquiera de los asociados. La publicación en ningún caso significa que la Asociación o que la persona que la lleva a cabo compartan las ideas publicadas. Como es natural, la Asociación tampoco ejerce ningún tipo de censura. Este artículo lo escribo yo mismo, Antolín García Gómez, a título personal.

    Para que me sitúes, soy una de esas personas que en su momento tuvo la oportunidad de «privilegiar a sus hijos con un hecho diferencial». Trabajo tanto en el ramo de la educación de la tecnología como de la educación y mis hijos disfrutaron de una educación puntera en esta área desde los 8 años. Ahora tienen 16. Hace apenas 4 ó 5 años ni se hablaba de esas cosas. De hecho, acabé creando mi propia empresa – http://www.conmasfuturo.com – para atender las necesidades que mis hijos tenían y que el mercado no cubría. Mi hijo ayer a las 2 de la madrugada estaba programando una IA para hacer recomendaciones de películas parecida a las IA que usan Netflix o Amazon. Desde luego eso es un hecho diferencial. Y creo que desde luego eso es posible por haberse formado de una manera temprana y puntera que no estaba al alcance de, por ejemplo sus compañeros de colegio concertado. Así que si, estoy de acuerdo contigo en ese punto: el que algunos padres podamos dar una formación que no aporta el sistema reglado es una ventaja y lo justo sería que el sistema ofreciera eso mismo para todos.

    También estoy de acuerdo con el hecho de que, en general, la educación privada va por delante de la pública. Es más rápida incorporando novedades. Cuando comenzamos con las extra escolares de robótica fue así. Pero hay otra lectura. Aunque un poco después, la reacción de las AMPAS fue masiva. Ahora mismo tenemos más clientes de la educación pública que de la privada. Y el factor determinante casi siempre es la actitud de algún padre o madre.

    Pero es cierto que ahora la batalla se está dando en la educación curricular y ahí todavía – insisto en el todavía – va por delante la educación privada. Esta batalla en la pública se tiene que ganar entre cuatro agentes: las familias, los directores, los profesores y la administración pública.

    La principal diferencia entre privados-concertados y pública no es en realidad de medios. Ahora mismo se pueden hacer maravillas con los PCs viejos que hay en casi cualquier colegio si al menos hay una conexión a internet decente. La diferencia sobre todo es de presión. Los colegios privado-concertados, no nos engañemos, están haciendo el cambio por que algunos están acercándose al precipicio económico. O cambian o mueren. Y esa presión se traslada a los profesores y a otros centros que ven como la competencia «se mueve».

    Esos factores no existen en la educación pública. Las motivaciones son sobre todo de índole personal. Los mejores y más prolíficos profesores son gente de la pública. El motivo es que hacen las cosas por que quieren, no por imposición. Por autosatisfacción y por vocación. Por desarrollo personal. Por creatividad. Son artistas. Yo he disfrutado de la compañía de alguno de ellos en talleres y es una experiencia que te llena de energía. A modo de ejemplo un tanto extremo, recuerdo el caso de una profesora que pidió un año de excedencia para ir a México a formarse a su costa en el método Montessori y aplicarlo en su clases. Ahí queda eso.

    Pero también te puedo contar que hemos regalado licencias de nuestro método STEM SCHOOL IN-A-BOX a un colegio público. Ese método permite que cualquier profesor imparta clases de altísimo nivel de programación, robótica y domótica aunque no sepa nada de esos temas. Un lujazo para que los niños que lo deseen lleguen a hacer cosas como las que hace mi hijo y muy, muy cómodo para el profesor. El método es barato, como un libro de texto. Pero en este caso era GRATIS. Incluso dábamos formación también gratis a los profesores. Sólo pedíamos a la directora que lo usaran los profesores voluntarios, que no fuera obligatorio. Y nos dijo que no era buena idea. Es que si lo hacíamos así igual no se apuntaba nadie….

    ¿Es un problema de recursos económicos? ¿O el problema es otro?.

    Pero no somos los únicos que ofrecemos recursos gratuitos. Me consta que, al menos en Madrid que es la CC.AA. que conozco mejor, se ofrecen bastantes recursos. Por ejemplo, en julio dimos con ellos un curso gratis de domótica para profesores… y sobraron plazas. Sin duda, la oferta formativa es mejorable pero desde la administración se está haciendo un esfuerzo importante por ofrecer cosas interesantes.

    También es importante – muy importante – la presión ejercida por la CAM desde el currículo oficial. Mi experiencia con los colegios me dice que ha habido un antes y un después desde que se ha hecho obligatoria la asignatura de robótica en la ESO. Es cierto que el saber hacer necesario no se desarrolla de un día para otro pero desde que la materia es obligatoria la receptividad del mundo educativo hacia esta línea de trabajo ha mejorado muchísimo. Antes era algo para frikis. Ahora es un «debo de». Y la gente se está poniendo las pilas, incluida la pública. Y la buena noticia es que, me consta, en la Consejería de Educación están haciendo planes para que también pudiera ser obligatorio en educación primaria. Y en ese rango de edad si que sería fácil la implantación.

    La mala noticia es que la administración no puede obligar a que se hagan las cosas sin más. El freno es que exista una cierta receptividad por parte del entorno. Se corre el riesgo de un rechazo de los que están en las trincheras, con los niños, y sería contraproducente. Y me temo que la educación pública tomada en su conjunto no está preparada ahora mismo para acoger con entusiasmo una asignatura de programación obligatoria en primaria. De nuevo, no es un problema de medios.

    El papel de las familias es importante, Y no sólo para la robótica. Me quedo con tu expresión de esas «horas de clase improductivas, que les aburren, atontan y desmotivan». Hay que agitar a los directores y profesores que están adormecidos. Agitarles para que enseñen programación. Pero más importante, agitarles para que modernicen sus clases y las conviertan en algo motivador, divertido y que fomente la inteligencia. Agitarles para que se aprovechen las oportunidades que hay en internet, que ofrece la administración, que ofrecen los compañeros más adelantados.

    Mi objetivo con esta entrada de blog era, precisamente, agitar, agitar sobre todo a directores y profesores. Y, ¿por que no?, también a las familias. Un blog está bien. Pero mirar cara a cara al padre o madre de tus alumnos es mucho mejor.

    Queda mucho por recorrer. No sé que edad tendrán tus hijos, pero los míos tienen 16 años así que ya no van a vivir estos cambios. Sin embargo, los apasionados por la educación estamos de enhorabuena. Hace apenas 5 años una conversación como esta no se habría si quiera planteado. En los próximos 5 años se habrá producido una revolución y es una revolución que cambiará la educación para que de verdad llegue, aunque sea con retraso, al siglo XXI.

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  3. magnitud ortiz 14 septiembre, 2017

    artículo bien interesante..en mi colegio donde soy docente de preescolar los estudiantes desde el preescolar ven como asignatura robótica.. nanotecnología y en tecnología trabajan con scratch para la programación.. todo desde el preescolar…Liceo Salazar y Herrera..Medellin..Colombia…formando ciudadanos del mundo

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