«El solucionismo tecnológico en educación sugiere que cuando tienes un martillo todo tiene la apariencia de un clavo»

Querer reducir todas las problemáticas del sistema educativo a la incorporación de tecnología es un reduccionismo que con frecuencia observamos en el paisaje actual.

Esta mirada tecno entusiasta que imagina una escuela del futuro lleno de pantallas y dispositivos es un imaginario que se ha repetido de manera sistemática durante la última mitad del siglo pasado y lo que llevamos del actual (últimamente algunos también imaginan robots).

El solucionismo tecnológico en educación, sugiere que cuando tienes un martillo todo tiene la apariencia de un clavo. En alguna medida esto lo vemos cuando se piensa en innovación en educación.

Un análisis apurado podría llevar a pensar que la innovación en educación está limitada a la incorporación de dispositivos tecnológicos. Pero bien sabemos que podemos encontrar espacios de aprendizaje profundamente innovadores que están libres de toda tecnología digital. De manera opuesta podemos encontrar espacios (más experiencias de las que quisiéramos) donde abunda la tecnología y escasea la innovación pedagógica.

Por otra parte, cuando se invierte en mejoras tecnológicas se invita (o fuerza en algunos casos) tanto al sistema educativo como a sus actores a adaptarse a la tecnología. Cuando en realidad lo que se necesita es justo lo contrario. Es decir, adaptar las tecnologías a las experiencias social y pedagógicamente relevantes que puedan ocurrir tanto dentro como fuera del aula.

Para poder distanciarnos de las experiencias empobrecidas de incorporación tecnológica es necesario tener presente que la tecnología digital es, sobre todo, una plataforma de articulación social. Su principal valor en la educación no está tanto en el acceso a los contenidos, sino en la posibilidad de negociar y construir colectivamente nuevas formas de conocimiento. Esto nos permite redefinir nuestra relación con el conocimiento, siendo capaces de conectar el currículo con otros saberes y disciplinas más allá del plan de estudio.

Por otra parte, es importante avanzar hacia experiencias de aprendizaje blended, que logren combinar no solamente los entornos analógicos y digitales, sino que también sean capaces de hacer dialogar los espacios de aprendizaje formal con los de aprendizaje informal (autodirigido, entre pares, por experimentación, entre otros).

Cuando la discusión se centra más en transformar la experiencia de-aprendizaje (y no se limita al simple hecho de hacer el aprendizaje más eficiente) entonces es cuando las oportunidades más interesantes emergen.

En todo momento hay que recordar que las tecnologías pueden ayudarnos a repensar las preguntas pero no siempre son parte de la respuesta.

El autor recomienda: «El Futuro del aprendizaje 3: ¿Qué tipo de pedagogías se necesitan para el siglo XXI?», Scott, Cynthia Luna

Cristóbal Cobo (1976) es PhD “cum laudem” en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es investigador asociado del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford, Inglaterra, y director del Centro de Estudios Fundación Ceibal, Uruguay. Ha sido profesor invitado en más de 20 universidades. Conferenciante invitado en más de 30 países.»

Aquí puedes leer las 101 propuestas y otros artículos como este. Este artículo forma parte de la reflexión conjunta del proceso Calmar la Educación. Seguiremos publicando otras opiniones de personas relevantes del mundo educativo. Queremos generar un espacio de debate plural y abierto a todas las personas interesadas en la transformación educativa.