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El docente debe reinventarse

#CalmarEdu nº72.El rol del profesor como modelo de liderazgo demanda la formación del docente como tutor-líder. Una de las funciones del docente es la de ejercer un liderazgo inspirador con empatía y que trabaja en equipo y colaboración.

Una vez escuché que un profesor americano de Pedagogía sorprendió el primer día de clase a sus alumnos (futuros docentes) diciéndoles que había enseñado a hablar a su perro. Ante la incredulidad de los estudiantes, les espetó: «Está ahí fuera. ¿Quieren que pase a darles una demostración?». Todos asintieron sorprendidos ante lo que iban a presenciar, y el profesor introdujo al perro en el aula. Tras unos minutos en los que el perro no emitió ningún sonido, uno de los alumnos dijo: «Señor profesor, su perro no habla». Ante lo que el profesor le contestó: «Señores, espero que esto les sirva en el futuro. Yo he dicho que había enseñado a hablar a mi perro, no que mi perro hubiese aprendido». 

Valga esta anécdota para recordar que, aunque es cierto que nos encontramos ante un nuevo paradigma educativo, el objetivo del docente siempre ha sido el mismo: que los estudiantes aprendan. En este nuevo paradigma, el papel del profesor seguirá siendo igual de importante, pero para desarrollar con éxito su labor deberá transformar el rol que ha desempeñado tradicionalmente no sólo en el aula, sino en su relación con el alumno y el resto del profesorado, que pasará a tener un marcado espíritu colaborativo. Es necesario que sustituya su papel de profesor-instructor para convertirse en un mentor, un mediador y un facilitador del acceso al conocimiento. O dicho de otra manera, el profesor tradicionalmente se esforzaba en acercar el contenido de su asignatura a los alumnos, ahora es más importante que su esfuerzo se centre en acercar a sus alumnos al contenido.

Las nuevas generaciones, al estar expuestas a una sobreinformación y vivir en un entorno tecnológico, aprenden de otra  manera y tienen acceso a gran cantidad de información de una forma sencilla y familiar para ellos: con un clic. No es que nuestros jóvenes no quieran aprender, todo lo contrario, cuando hablas con ellos notas su avidez por conocer y saber, pero a la vez te manifiestan que sienten que existe una gran distancia entre lo que aprenden en sus aulas y lo que luego les es útil fuera de ellas. Para intentar cambiar esta sensación, el primer paso que debe dar el docente es involucrarles en todo el proceso de aprendizaje, haciéndoles pasar de entes receptores de algo que él ha diseñado unilateralmente a entes activos a los que se les explica qué van a aprender, cómo lo van a aprender, con quién lo van a aprender, por qué van a aprender así y qué van a poder hacer con lo que aprendan. Deberán seguir ejercitando la memoria, por supuesto, y afianzando su autodisciplina de trabajo, pero lo lograrán de una manera distinta, desarrollando simultáneamente otras competencias.

Pero para poder desempeñar este nuevo rol, el docente debe reinventarse y ser capaz de dominar herramientas distintas a las tradicionales: las nuevas metodologías educativas, la Neuroeducación, el Aprendizaje Emocional y la tecnología.

Si hablamos de las nuevas metodologías educativas, lo prudente es comenzar aclarando que sería un error demonizar todas las metodologías tradicionales, ya que está demostrado que para la adquisición de ciertos conocimientos siguen siendo útiles. De lo que se trata es de combinarlas con estas nuevas propuestas educativas que ayudan al profesor a transmitir a los estudiantes cómo llevar el conocimiento adquirido en el aula a contextos distintos de su vida cotidiana, académica y, en un futuro, profesional. Llevamos unos años escuchando que los alumnos de hoy en día desempeñarán profesiones que aún no existen, por lo que no les podemos aportar los conocimientos concretos que precisarán en su ejercicio profesional futuro, pero de lo que sí les podemos dotar es de las competencias que necesitarán para desempeñar esos nuevos oficios: saber trabajar en equipo, saber tomar decisiones, dominar la oratoria, ser empáticos, resilientes, hábiles negociadores, proactivos y plurilingües. Para adquirir estas competencias, las nuevas metodologías (Aprendizaje Cooperativo, Aprendizaje Basado en Proyectos, Gamificación, Visual Thinking, Design Thinking y Flipped Classroom) resultan muy efectivas porque fomentan el trabajo en equipo, el autoaprendizaje y la creatividad. Bien utilizadas -y aplicadas con sentido- resultan extremadamente eficaces porque aportan a los estudiantes conocimientos y habilidades simultáneamente: consiguen transformar el proceso educativo tradicional de “aprender de uno a otro” a “aprender con otros”.

También resultarán muy útiles en el desempeño del nuevo rol del docente la Neuroeducación y la Educación Emocional, porque está demostrado que los alumnos aprenden tanto por estímulos cognitivos como socioemocionales. Si el docente sabe cómo aprende el cerebro de niños y jóvenes (Neuroeducación) y tiene habilidades para crear un buen ambiente emocional en el aula (Educación Emocional), el proceso de aprendizaje y su relación con los estudiantes mejorará exponencialmente. Además, logrará transformar los tradicionales “grupos de trabajo” en “equipos de trabajo” eficientes y solidarios compuestos por alumnos que saben gestionar sus emociones y dotados de recursos para desenvolverse en la vida real de una manera honesta y respetuosa.

Y el tercer aspecto sería la tecnología. El profesor debe dominar los aspectos básicos del funcionamiento de los dispositivos electrónicos que se están instalando en las escuelas (y que han venido para quedarse), pero donde su labor adquiere verdadero valor es en su capacidad para identificar de qué manera pueden mejorar el proceso de aprendizaje, es decir, subordinando esta tecnología a lo pedagógico, metodológico y, sobre todo, al factor humano, es decir, a los alumnos y profesores. De hecho, uno de los mayores beneficios que la llegada de la tecnología a las aulas ha generado ha sido poner a un golpe de clic la interacción entre docentes y alumnos de todo el planeta.

En este proceso de cambio de rol, en este apasionante viaje hacia el profesor del futuro, no sólo los Equipos Directivos de los centros educativos deben acompañar, animar y cuidar a los profesores, toda la sociedad debe valorar su esfuerzo en este cambio conceptual y de adquisición de conocimientos y habilidades, y devolver el prestigio a este importante oficio. Sólo así lograremos que nuestros docentes nunca dejen de sentir que tienen la profesión más bonita del mundo.

Fernando Plaza es Director Pedagógico de ESO y Bachillerato del Colegio Patrocinio de San José y Profesor de Hª del Arte.

Aquí puedes leer las 101 propuestas y otros artículos como este. Este artículo forma parte de la reflexión conjunta del proceso Calmar la Educación. Seguiremos publicando otras opiniones de personas relevantes del mundo educativo. Queremos generar un espacio de debate plural y abierto a todas las personas interesadas en la transformación educativa.

 

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1 Comentario

  1. worldcheaptrips 10 abril, 2018

    Gracias Fernando porque ver a profesionales como tú, te hacen tener la esperanza en que el sistema educativo español funcione en este nuevo entorno tan diferente al tradicional en metodología, herramientas y recursos pero idéntico en los valores que de verdad importan.

    Gracias por tener la profesión más bonita del Mundo y contagiar entusiasmo a tus colegas.

    Gracias porque con personas como tú podemos creer en que las nuevas generaciones podrán hacer de este mundo, un mundo mejor

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