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Voz Educación Abierta

Aprender a hacer: de los contenidos a las competencias

¿Y si el problema de la escuela no es cómo enseñar más matemáticas, más lengua o más inglés, repetir curso o no? ¿Y si se trata de un problema de raíz, de que la escuela, tal y como está concebida, dividida y fragmentada por edades y por materias estancas, no funciona, con sus exámenes que acaban condicionando unas enseñanzas anacrónicas y alejadas de la realidad, aburridas y artificiales? ¿Y si la escuela inventada en la era industrial para dar unas instrucciones mínimas y la transmisión de una cultura básica, simplemente ya no sirve en la era de Internet?

Fuente imagen : http://99u.com/articles/7227/Whats-One-Thing-You-Wish-You-Had-Learned-in-School

El debate sobre la necesidad de reformar la educación y sobre el papel de la tecnología en esta transformación ha sido algo recurrente en los últimos 40 años. La diferencia es que hoy la discusión parece haberse extendido, ocupando gran parte del debate público, abarcando desde el público general al público especializado, a un público ávido de las últimas tendencias.

Aprender a ser (learning to be) fue el revelador título de un informe de UNESCO de 1972 conocido como informe Fauré. Un informe que en su último postulado afirmaba que “la educación, para formar a este hombre completo cuyo advenimiento se hace más necesario a medida que restricciones cada día más duras fragmentan y atomizan en forma creciente al individuo, sólo puede  ser  global y permanente. Ya no se trata de adquirir, aisladamente, conocimientos definitivos, sino de prepararse para elaborar, a todo lo largo de la vida, un saber en constante evolución y de «aprender a ser»

Hoy, el aprendizaje no es sólo una cuestión de accesibilidad al conocimiento (el conocimiento ya es ubicuo), ni un tema exclusivamente de asimilación de contenidos. Lo que tenemos entre manos  no es tanto una cuestión sobre el qué aprendemos sino sobre el cómo aprendemos.

La complejidad del mundo en el que vivimos, su velocidad de cambio, la incertidumbre sistémica que se ha instalado y que experimentamos hacen más necesario que nunca poner el acento más en los procesos, en el desarrollo de capacidades y en la adquisición de competencias y menos en el qué se aprende. O dicho de otra manera, no es tanto una cuestión de aprender para saber como de aprender a aprender o, mejor, de aprender a vivir. Y de hacerlo en un escenario incierto y cambiante. De aprender en la incertidumbre y de aprender a vivir en la incertidumbre.

Onderwijzeres voor de klas op een school in Roozendaal, jaren '50.Fuente: Escuela de los años 50. Nationaal Archief https://flic.kr/p/6Y58Fj

Si aceptamos que el aprendizaje ya no es una cuestión sólo de accesibilidad al conocimiento, ni una cuestión exclusiva de asimilación de contenidos. Entonces de lo que se trata es de ser capaces de asimilar valores y procesos, de adquirir habilidades y competencias como el trabajo colaborativo y en equipo, la gestión del tiempo, la capacidad de buscar, filtrar y priorizar información. Nuestro reto será entonces estimular y apoyar una forma de aprendizaje que favorezca el compromiso, la creatividad, las formas de  innovación abierta y el trabajo en red, cooperativo y en comunidades de profesionales. Un aprendizaje útil para la vida y resolutivo en el trabajo. Es el momento también de preguntarnos de quién y en dónde aprendemos y de aspirar verdaderamente a esa sociedad del aprendizaje anunciada hace 40 años. De aceptar, entre otras cosas, que no sólo aprendemos en la escuela, que no sólo aprendemos cuando estudiamos y que también aprendemos de los compañeros, de los amigos y de las situaciones. Es un buen momento para aceptar un modelo de educación que incorpore nuevos roles en la figura del profesor, que lo habilite como un facilitador, como un coach, como un mentor. De pensar en el profesor como un conector, como un nodo de una red compleja de aprendizaje.  Es el momento de aprender en la clase pero también en espacios reales, gestionando proyectos. De aprender de y con otros profesionales.De aprender adquiriendo conocimiento y de aprender haciendo (learning by doing). O dicho de otra forma, es el momento de preguntarnos sobre ¿qué aprendemos?, ¿de quién aprendemos?, y ¿dónde y cuándo aprendemos? De preguntarnos ¿qué nos hubiera gustado aprender en la escuela?

Lo que tenemos delante una gran oportunidad de cambio. Las soluciones deberán llegar desde las pequeñas acciones, desde el trabajo diario, desde proyectos reales. Es quizá el momento de hacer micropolítica educativa, microcirugía de aprendizaje, de dejar de lado las grandes operaciones, las grandes instalaciones y las grandes leyes para HACER.

Autor: Carlos Magro (@c_magro)

Este texto es un resumen del post Aprender a hacer: de los contenidos a las competencias  publicado el 10 de octubre de 2012 en el blog Co.labora.red. Una versión completa del artículo está disponible aquí.

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